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La mapoteca es sin duda alguna un espacio muy útil para investigadores y curiosos de todo tipo que quieren conocer más sobre los espacios geográficos en forma de mapas. Uno de los elementos que puede volver a una mapoteca algo aún más interesante es el hecho de que en algunos casos conservan mapas únicos, difíciles de encontrar en otros lugares públicos como también mapas antiguos, conservados como elementos históricos.
La mapoteca debe contar con un sistema de clasificación y de guardado similar al de la biblioteca. Es por esto que todos los mapas deben ser analizados y organizados en términos de fecha, espacio geográfico que representan, tamaño, etc. De este modo, se permite encontrar de manera más fácil y efectiva aquello que se busca.
Del mismo modo que sucede con los periódicos y en menor grado con los libros, los mapas deben ser conservados en condiciones apropiadas ya que, si se trata de objetos antiguos, pueden dañarse facilmente. En este sentido, lo ideal es guardarlos de manera extendida y horizontal para que no se rajen y sequen, aunque en algunos casos, por falta de espacio este se vuelve difícil. Es común encontrar los mapas enrrollados, pero esto contribuye directamente a su daño. Al mismo tiempo, es importante que el ambiente sea apropiado para que no pierdan color, o para que la tinta no se vaya desdibujando progresivamente.
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