Respuestas
Respuesta:
El presente trabajo es un intento de repasar cuál ha sido, desde su aparición en
la historiografía española hasta nuestros días, la trayectoria de la disciplina que conocemos
como historia de las mujeres o historia del género, centrándonos en el papel que ha jugado
esta nueva disciplina dentro del medievalismo español. Para ello, se analizan detenidamente
los principales modelos metodológicos que se han teorizado al respecto, y cuál ha sido su
aplicación por parte de los medievalistas españoles que han dedicado parte de su producción
historiográfica a la historia de las mujeres, aplicando estas diferentes metodologías de
trabajo al estudio de la mujer y el género en la Edad Media hispana.
Explicación:
Si hacemos caso al gran Marc Bloch, la historia sería la ciencia de los hombres
en el tiempo, un saber basado en el estudio del continuo y el cambio perpetuo.
Alguien podría aplicar esta definición blochiana a la historia de las mujeres, una
historia que habría existido siempre, tomando igualmente como coordenadas, el
espacio y sobre todo el tiempo. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, puesto
que hace treinta años, un trabajo sobre cómo se escribe la historia de las mujeres y
su relación con el medievalismo hubiese sido imposible de escribir, entre otras
cosas porque no existía lo que hoy conocemos como la historia de las mujeres.
La historiografía tradicional había excluido voluntariamente a las mujeres de la
historia universal, esa historia global aparentemente representativa del conjunto. En
un discurso histórico androcéntrico, las mujeres no existían y cuando aparecían, lo
hacían como la excepción que confirma la regla2
. Fue a partir de los años setenta –y
en España de los ochenta– cuando el esfuerzo intelectual de una generación de
historiadoras3
permitió una primera formulación teórica de lo que iba a ser la disciplina que hoy conocemos como la historia de las mujeres, una disciplina nacida
con la finalidad de rescatar un sujeto social subalterno, oculto y elidido en la
historiografía
.
Lo que se acometió en primer lugar fue un vaciado de las fuentes, un intento
de rastrear a las mujeres en la historia y hacerlas visibles. La historia académica y
convencional, se había centrado en los espacios públicos no femeninos, allí donde
sucede lo excepcional, obviando de este modo el ámbito de lo doméstico5
. Esta
preocupación por hacer visibles a las mujeres dio lugar a lo que se ha llamado como
historia contributiva, una historia basada en el anhelo de demostrar que también
ellas habían participado en el devenir histórico. Se escribieron entonces una serie de
obras –en su mayoría biografías de reinas y personajes extraordinarios de la
nobleza– que pretendían rescatar a la mujer de su anonimato secular. No se
estudiaba a las mujeres en su conjunto, sino a una única mujer o más bien podríamos decir a una mujer única, que hubiese destacado sobre las demás convirtiéndose
en esa excepción de la que hemos hablado. Pronto se demostró que este camino no
conducía a nada que no fuera eso, el reflejo de lo excepcional y lo anecdótico. La
inmensa mayoría de ellas continuaban siendo anónimas, perdidas y confundidas
como estaban, en el maremágnum de la historia.
Se demostró desde el primer momento, que la metodología de la historia
tradicional resultaba inútil para lograr el objetivo. El utillaje teórico de esta historia
académica se revelaba insuficiente y obligaba a iniciar una nueva búsqueda en la
que se pretendía crear una nueva metodología, que permitiese pasar de lo
cuantitativo y accesorio a lo cualitativo y sustancial. Esta etapa de reflexión teórica
dio como resultado la creación de nuevos esquemas y nuevas categorías de análisis
nacidas en diferentes ámbitos –teoría feminista, historia social, antropología
histórica, historia de las mentalidades–, que se habrían de convertir en las nuevas
herramientas con las cuales construir el análisis histórico. Entre estas nuevas
categorías se incluyen conceptos como patriarcado, diferencia sexual, contrato
sexual, vida privada y sobre todo género. Y es que sin duda, si existe una categoría
de análisis que hizo fortuna en la historiografía de los ochenta y principios de los
noventa, esa categoría es la de gender o género.