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1) Para poder dedicarse a la vida contemplativa necesitamos primero tener el sustento cubierto. Poder vivir. La Filosofía sólo es posible si tenemos las necesidades básicas cubiertas (y en caso de que necesitemos no hacer ciertos trabajos desagradables, también necesitamos gente que nos haga esos trabajos). No hay que perder de vista que la filosofía, la vida dedicada al conocimiento (al menos en su significado originario), tiene que ver con el ocio. Del mismo modo que “escuela” viene de ocio, porque sólo se podían dedicar al conocimiento aquellos que no tenían otra cosa que hacer. ¿Sigue nuestra sociedad siendo así? ¿Qué se entiende por conocimiento en nuestra sociedad?
2) La Filosofía está en muchas ocasiones basada en la experiencia vital. Para comprender bien la filosofía hay que haber vivido, experimentado, entendido las situaciones de las que hablan los filósofos. La filosofía se entiende bien cuando la podemos relacionar con nosotros mismos y nuestra vida. Por eso, primero vivir y después filosofar.
3) El estereotipo de filósofo suele ser un tipo que hace teorización desde el sillón y que está en su torre de marfil. Por ello hay quien utiliza esa frase para señalar que la Filosofía debe tener los pies en la tierra, y se debe ocupar de los problemas que afectan a la gente. Aquí podría ser relevante la tendencia a la excesiva profesionalización (o academización) que ocurre en algunas facultades, y en la vida académica en general. Esta excesiva profesionalización consiste en entender la Filosofía, que es esencialmente una disciplina generalista, como parcelada, y en entender el trabajo de los filósofos como el de expertos que saben mucho de su estrecho campo de investigación y publican papers en revistas de impacto. Este modelo es tomado de las ciencias y no necesariamente se aplica adecuadamente a las humanidades. Esto fomenta que los filósofos se ocupen profesionalmente de una serie de problemas concretos y pierdan un poco la visión de conjunto y el análisis de la sociedad en la que viven. La frase primum vivere deinde philosophari vendría a recordarnos que la filosofía haría mejor en ocuparse de lo que realmente nos importa a las personas en general (de problemas sociales, por ejemplo, recuperar la idea de discurso liberador, de discurso crítico, de lo que tiene que ver con la vida, el papel del filósofo como crítico social, como fuente de denuncia de los problemas y las desigualdades. O el problema de la existencia, del sentido de la vida, de la muerte, de cómo vivir mejor.). Una variante de esto es la idea de que los filósofos lo que tienen que hacer es cambiar el mundo (frase que os sonará). Eso sí, si eres filósofo profesional, la forma de mantenerte vivo, es publicar, en los temas que en ese momento piten. Publish or perish. (Ni que decir tiene que esto es la visión de una persona a la que le gustan esos temas. Pero por supuesto esto es muy discutible, y habrá muchísimos filósofos con otra idea sobre el papel de la filosofía.)
4) Hay una interpretación libre que dice “Primum bibere deinde philosophari”: Primero beber, después filosofar. Autoexplicativa. In vino veritas.