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Explicación:
Enoc fue un profeta, un hombre justo. El estaba lleno del Espíritu Santo, y el Espíritu Santo le ayudaba.
La mayoría de los hombres en la tierra eran inicuos y no creían en Dios, por lo que Dios se enojó con ellos.
Dios habló a Enoc y le dijo que lo bendeciría. Le iba a dar poder para enseñar a la gente y decirles que se arrepintieran y obedecieran los mandamientos.
Enoc enseñó en muchos lugares, diciendo a la gente que estaban haciendo cosas malas y que debían arrepentirse. Les dijo que Dios los castigaría si no se arrepentían; y como Enoc hablaba con el poder de Dios, la gente se asustó.
Enoc dijo que Jesús vendría a la tierra y que pagaría por los pecados de la gente. Si vivían en forma recta y se bautizaban, podrían volver a vivir en el cielo.
Algunas personas se arrepintieron y se volvieron buenas, por lo que Dios dijo a Enoc que las bautizara. Y Dios las bendijo.
Enoc guió a los justos y edificó una ciudad a la que llamó Sión, donde vivían las personas que eran buenas.
Enoc tuvo una visión donde Dios le mostró a toda la gente de la tierra, y también vio que la gente de su ciudad se iba al cielo.
La gente mala permaneció en la tierra, y Dios dijo que mandaría un diluvio donde los inicuos morirían ahogados. Sólo Noé y su familia se salvarían.
Enoc vio todo lo que pasaría en el mundo. Vio a Jesucristo morir en la cruz y luego ascender a los cielos.
Enoc vio a Jesús, que regresaba a la tierra en los últimos días, que los inicuos sufrían y que los justos recibían bendiciones. Todas estas cosas vio Enoc en su visión.
Dios visitó muchas veces la ciudad de Sión, y después se llevó a Enoc y a la gente de la ciudad a los cielos.