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Los científicos han descubierto que, aunque la evolución humana corresponde a los mismos esquemas evolutivos de otros grupos de especies, tiene más complejidad.
Diversos grupos prehumanos se extinguieron, emigraron y se mezclaron con otros en un breve laso; pero fósiles recientemente descubiertos han acercado los conocimientos de nuestra historia evolutiva a un ancestro del tipo de los simios.
¿Es posible que los huesos fosilizados de un simio más antropoide (semejante al hombre) o de un hombre más pitecoide (semejante a un simio) estén esperando, perdidos en algunos estratos antiquísimos, las investigaciones de un paleontólogo que aún no ha nacido?
Thomas H. Huxley
Uno de los conceptos erróneos es la creencia de que el ser humano evolucionó a partir de un ancestro parecido a un simio. Se piensa que la línea de los homínidos divergió de la línea de los simios en algún momento entre 5 y 8 millones de años atrás, pero no hay pruebas directas de esa transición en el registro fósil. La primera huella de nuestros antepasados homínidos aparece en rocas de 4.4 millones de años de antigüedad encontradas en Etiopía, en donde en las excavaciones se han encontrado fósiles de Ardipithecus ramidus. Esta especie, sólo se conoce por huesos y dientes. Un registro más extenso de la evolución de los primeros homínidos no se inicia sino hasta hace aproximadamente 4 millones de años.
Los seres humanos forman parte de un tipo de mamíferos llamados primates. Existen 2 grupos principales de primates, los prosimios (lémures, tarseros y loris) y los antropoides (monos, simios y seres humanos). Además, estos grupos difieren del linaje humano de ascendencia, a saber, prosimios, monos, simios y seres humanos. Después de la divergencia, cada grupo continuó su trayecto evolutivo. Los seres humanos no descienden de los simios, sino que comparten con ellos un ancestro común. Éste era menos especializado que cualquiera de los simios actuales.
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