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Bajo el estándar creacionista, muchos de los grandes alegatos de la ciencia serían meras ‘teorías’ y no
La naturaleza gradual de la evolución propicia que no estemos en capacidad de observar directamente eventos de especiación. Pero, la plenitud de evidencia fósil, biogeográfica, homológica, embriología y genética permite inferir el proceso de evolución, al punto de dejar de ser una mera teoría, y convertirse en un hecho. Este reto a la teoría de la evolución ha sido desafortunadamente popularizado con el slogan «¿Estuviste ahí?», promovido por Ken Ham, para señalar que si no hubo testigos directos en un hecho, no se puede comentar nada sobre el hecho en cuestión. Pero los creacionistas ni siquiera tienen razón cuando alegan que la evolución nunca ha sido observada directamente.
Algunos creacionistas alegan que la especiación, por sí sola, no es evidencia de macroevolución. Frente al alegato inspirado en Popper , según el cual la teoría de la evolución no es falsable, se puede responder que, así como hay plenitud de evidencia para respaldar los postulados de la teoría, es perfectamente posible que surja nueva evidencia que refute todo lo anteriormente establecido por los evolucionistas. Nuevos datos homológicos, biogeográficos, genéticos, embriológicos y fósiles podrían descubrirse, y perfectamente éstos podrían refutar a la teoría de la evolución. Los creacionistas también objetan que la teoría de la evolución no es verdaderamente científica, pues no es capaz de elaborar predicciones y solo se pronuncia sobre eventos del pasado, pero no tiene la capacidad de pronunciarse sobre lo que podría ocurrir en el futuro.
Ha de admitirse que las predicciones con respecto al rumbo que tomará la evolución son harto difíciles, en buena medida debido a la ausencia de teleología en el proceso. Si la evolución estuviese dirigida hacia un objetivo según un plan predeterminado, sería fácil elaborar la predicción. No obstante, en base a los postulados generales de la teoría de la evolución sí es posible postular que los patrones que se han repetido en el pasado se continuarán repitiendo en el futuro. Como corolario de la objeción sobre la no falseabilidad de la teoría de la evolución, los creacionistas alegan que el mecanismo central de la teoría de la evolución, a saber, la ‘selección natural’ descrita por Darwin como la «supervivencia del más apto» es una tautología y, por ende, una proposición vacía .
Así, alegan los creacionistas, la teoría de la evolución sencillamente enuncia que sobreviven aquellos que sobreviven, y puesto que este enunciado siempre será verdadero, no puede ser falseado y, por ende, no puede ser la base de una teoría científica. Un hecho fortuito y no constante, como un terremoto, podría aniquilar tanto a los aptos como a los no aptos, de forma tal que la ‘aptitud’ no se define en función de la supervivencia. En segundo lugar, definir al más apto exclusivamente como el que sobrevive interpreta erróneamente la teoría de la evolución, pues es menester recorda r que ésta asigna importancia, no sólo a la supervivencia, sino también a la capacidad de generar prole. Así, un individuo apto no es meramente el que sobrevive, sino también el que se reproduce.
Objeciones en torno a la evidencia fósil y genética
Los creacionistas no se conforman con elaborar objeciones a la epistemología, sino al mismo contenido y la evidencia que respalda a la teoría de la evolución. El ataque más persistente ha sido respecto a la evidencia fósil . Se que no encajase en la secuencia que cabría esperar de la teoría de la evolución, ésta sería refutada. Efectivamente, la teoría de la evolución, como cualquier otra teoría, mantiene abierta la posibilidad de que sea refutada, y contínuamente busca evidencia en su contra.
Puesto que no se encuentra buena evidencia para refutarla, la teoría de la evolución sigue vigente. Los creacionistas alegan que la teoría de la evolución nunca ha sido demostrada, y en esto tienen razón. Más aún, es más probable que nuestra mente sea racional.