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Respuesta:
En la práctica política contemporánea la disciplina ética ha perdido importancia. ¿Quién forma
a los gobernantes en ética pública? ¿Quién se preocupa por transmitirles valores? ¿Será acaso esta
preocupación tan importante antaño ha dejado de existir?
El descuido de la ética en la formación de gobernantes ha generado por un lado que aquellos
que ocupan cargos públicos, cuando carecen de principios éticos, desvíen los fines originales de la
política al encontrarse demasiado obsesionados por sus intereses personales y partidistas. A su vez, el
olvido de la ética en los gobernados ha generado su corrupción moral. Ambas situaciones se reflejan a
su vez en la dinámica social.31 Dado que vivimos inmersos desde hace tiempo en una cultura basada en
principios de independencia, individualidad y propiedad, se torna cada vez más difícil respetar y
practicar principios y valores colectivos como la solidaridad, la cooperación, o la generosidad. Por el
contrario, resurge “la ley de la selva” donde impera el más fuerte y “el hombre se convierte en un lobo
para el hombre” como decía Hobbes. Se reavivan confusiones respecto a sí una situación es correcta o
no, incluso existe cierto rechazo a las normas éticas ya que éstas son menos atractivas o estimulantes
que los principios individuales.
El disfrute individual del dinero y los bienes materiales sin duda atrae mucho más que el goce
colectivo de los mismos. Pensar en uno mismo y no en los otros es la característica del individuo
moderno. Una sociedad sin recursos éticos genera una transformación en la conducta de sus miembros
basada en antivalores. Lo que es antiético e inmoral, al extenderse en su práctica diaria, se torna
normal e incluso es visto positivamente. La inmoralidad atrae actos inmorales.
La gravedad de restar importancia a los valores éticos radica en el hecho que las personas que
durante su infancia y juventud viven al margen de estos principios difícilmente los aceptaran una vez
alcanzada la madurez. A ello hay que añadir que existen corrientes de pensamiento que fomentan,
precisamente, actitudes antiéticas para gobernar.32 Bajo este contexto es fácil entender el estado de
devaluación en que se encuentra la política. Ninguna disciplina está tan desacreditada como la política.
Muchos individuos que han participado en ella sin tener ni formación ni experiencia, han contribuido a
su deterioro. Se ha corrompido tanto que ha caído en situaciones grotescas hasta el punto de
convertirse en una especie de pasarela en la que personas sin respeto por la investidura que les confiere
ocupar un cargo público desfilan de manera indebida.
A pesar de ser la ética una disciplina importante en la vida política existe en algunos
gobernantes una falta de interés por ésta e incluso cierto rechazo. Algunas causas por las que se
30 Aristóteles, Gran ética, p. 158-159
31 La idea de rescatar y fomentar la ética en gobernantes y gobernados es importante, pero dado el objeto de estudio de esta
investigación se pondrá mayor énfasis en los gobernantes y funcionarios públicos.
32 Maquiavelo dejó escuela y un legado de elementos “poco éticos” para gobernar aunque, eso sí, muy atractivos para