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Explicación:LOS NUEVOS DIOSES DEL SIGLO XXI
Dios Crédito
No hace muchos años, la adoración por este Dios fue una locura colectiva. No en vano, España fue una de las primeras naciones en declarar su fe creditólica pisitólica romana, y en ella empeñó todos sus recursos, sus sueños y su futuro. Desde créditos de varios millones de euros hasta minicréditos tipo Kredito24 para comprarse un coche o reformar la casa, todos los ciudadanos de este país profesaban y demostraban su fe crediticia.
Dios Café
Uno de los dioses más internacionales, se consume y se adora en orden de 135 millones de sacos de 60 kg para el periodo de 2011/2012, hasta situarse en la segunda materia prima más comercializada del mundo, sólo por detrás del petróleo.
Dios Google
Se podría decir de este Dios que es el de la propia creación y existencia: si lo que buscas no se encuentra entre sus páginas, es que no existe. Maestro entre maestros, reúne en su haber todos los conocimientos y la sabiduría de los más grandes filósofos y pensadores de la humanidad, desde Confucio hasta Homer Simpson, todos están entre sus páginas.
Dios Smartphone
Pese a ser la deidad más joven de las ya mencionadas, no ha necesitado mucho tiempo para hacerse un hueco en la sociedad, hasta puntos realmente enfermizos y creando entre algunos de sus seguidores una devoción desmesurada propia de sectas.
Dios Facebook
El enemigo número uno de otro de los dioses mayores, el Dios de la Productividad y la Competitividad. En mi opinión creo que está además enemistado con otro de los dioses ya mencionados, el Dios Google, pues conozco a varios que prefieren pasar horas y horas en Facebook sin tener nada que hacer antes que ponerse a explorar y ampliar sus conocimientos a través de Google.
Dios Masturbación
Terminamos el ciclo de dioses modernos con una de las deidades que va de la mano (nunca mejor dicho) de Google. Pese a ser una divinidad muy extendida y muy satisfactoria según aquellos que la practican, sus seguidores demuestran su fe en privado, salvo en muy excepcionales ocasiones , como en los gang bangs o en aquel juego/leyenda urbana conocido como juego de la galleta, pues hay que ser un poco…dejémoslo en »rarito», para querer practicarlo.