Respuestas
Respuesta:Los ejercicios de fuerza se vinculan a aumentos de la resistencia periférica y ello hace que los valores de la presión arterial diastólica aumenten fisiológicamente, al tiempo que se reduce el volumen sistólico. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Stöhr y col, 2017; Med Sci Sports Exerc 49: 2025-2031) cuyo objetivo fue examinar las respuestas del ventrículo izquierdo a un ejercicio de fuerza. Se obtuvieron imágenes ecocardiográficas del ventrículo izquierdo en sístole y diástole, durante y después (7-12 s) de un ejercicio de prensa de piernas a 2 intensidades (30% y 60% 1RM). Los resultados mostraron que las respuestas a ambas intensidades fueron similares. Se observó un descenso del volumen sistólico, mientras se incrementó la resistencia vascular periférica (SVR) y la tensión de la pared del ventrículo izquierdo. Inmediatamente después del esfuerzo, el volumen sistólico retornó a valores normales, mientras que SVR y la tensión en la pared ventricular disminuyeron. Los resultados muestran que un ejercicio de fuerza con grupos musculares amplios (prensa de piernas) reduce transitoriamente como respuesta aguda la función sistólica, pero aumenta la función diastólica después del ejercicio, reflejando como el entrenamiento de fuerza se asocia a un impacto diferencial en la función sistólica y diastólica. Los hallazgos pueden explicar por qué el entrenamiento de fuerza se asocia a largo plazo con mejoras en el volumen ventricular izquierdo.
Explicación:Durante algún tiempo se consideró al entrenamiento de fuerza como una contraindicación para aplicar en muchos pacientes con enfermedades cardiocirculatorias. Hoy, la evidencia muestra que el entrenamiento de fuerza (salvo contraindicaciones médicas) está recomendado en los procesos de rehabilitación. Una adecuada prescripción de ese entrenamiento es obligatoria para convertir el ejercicio en seguro y eficaz, y para ello el médico ha de reflejar claramente las limitaciones a tener en cuenta en cada paciente.