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La diferencia más importante entre un virus y una bacteria, como se ha mencionado anteriormente, está en el tratamiento. Las infecciones bacterianas son las únicas que se tratan con antibióticos, aunque mucha gente pida a su médico una prescripción de este tipo de medicamentos para combatir enfermedades víricas.
Esta forma de actuar puede deberse, tal vez, a la rapidez con la que actúan los antibióticos contra las bacterias en el organismo que pueden hacer que un paciente mejore de forma considerable en los primeros días de tratamiento.
Pero esto, lamentablemente, no ocurre con los virus. Es importante que la población sepa que “los virus son microorganismos completamente diferentes a las bacterias y que no comparten las mismas características, por eso, el tratamiento con antibióticos en un virus no sólo es inútil sino que además puede entrañar un riesgo grave para el paciente por la aparición de resistencias bacterianas”, informa Fernández Otero.
Las infecciones víricas normalmente “no se tratan, si son leves”, apuntan desde Sefac. De hecho, “un sistema inmunitario sano es capaz de combatirla”. Por ejemplo, “un resfriado común, cuyos principales causante son los rhinovirus, suele remitir en el plazo de siete días y se recomienda, solo si es necesario, tratamiento sintomático”.
¿Qué ocurre con los antivirales? Es cierto que, en la actualidad, contamos con este tipo de tratamientos, sin embargo, tal y como indican desde Sefac, “su uso no está tan extendido como en el caso de los antibióticos, fundamentalmente porque estos medicamentos no tienen un espectro tan amplio (solo son activos frente a virus concretos y contados) y porque los virus tienen una capacidad de cambio abrumadora, ocasionando la aparición de resistencias muy rápidamente”.
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La diferencia entre virus y bacterias son:
Las bacterias son microorganismos que contiene una sola célula, y la mayoría de ellas no provocan daño alguno, algunas de ellas incluso pueden ayudar a combatir ciertas infecciones.
Ciertas bacterias son beneficiosas para el proceso de digestión, otras suministran vitaminas al cuerpo, destruyen células malignas e, incluso, muchas sirven para preparar alimentos, como el yogur y el kéfir.
Y los virus son gérmenes que atacan fácilmente el organismo cuando el sistema inmune se encuentra débil, se aprovechan de esta oportunidad e invaden las células sanas.
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