Respuestas
Respuesta dada por:
3
El ser humano, como ente social por naturaleza, le ha asignado por una convención unos significados a ciertos elementos que percibimos a través de nuestros sentidos, estableciendo entre ellos una asociación que todos los integrantes de la sociedad aprenden. A estos elementos, que tienen una clara intención comunicativa, los ha llamado ‘signos’. Vivimos en un mundo de relación y comunicación. En su casa y fuera de ella, su hacer y su quehacer gira en torno a un proceso de intercambio de información o mensajes a través de un medio que puede ser no sólo oral y escrito, sino visual, acústico, gestual, olfativo, táctil, etc.
Debemos distinguir, como la primera gran división, los signos naturales de los artificiales. El rasgo diferencial entre ellos es la no participación directa del ser humano en la creación de estos signos (naturales), como las nubes (indicio de lluvia o el humo indicio de fuego) o las arrugas de la cara (síntomas de envejecimiento), y la participación directa en la creación de dichos signos (artificiales), como el lenguaje oral y escrito. En ambos casos el individuo los interpreta, pero no siempre los crea, ya sea como actividad consciente o inconsciente.
Para comunicarnos, entonces, nos valemos de signos, que pueden ser desde una palabra articulada o escrita (signo lingüístico), un gesto (señal) y una cruz (símbolo). Todos ellos y cada uno en particular cumplen diferentes objetivos. Empecemos con el signo, una unidad capaz de transmitir contenidos representativos, como el signo lingüístico. Un signo, en términos generales, es todo aquello que sirve para transmitir una información. Pensemos en una balanza: la secuencia de sonidos con que pronunciamos el término [balansa] es el significante, que lo asociamos a una información específica (instrumento que sirve para pesar) llamada significado, y el objeto material, de la realidad que percibimos por medio de los sentidos, denominado referente.
Pero hay también signos no lingüísticos que se caracterizan por emitir significados no precisamente con la voz o la escritura, sino con otros medios como: el empleado por los sordomudos valiéndose de las manos; el código Morse, a partir de puntos y rayas, utilizado en la comunicación telegráfica; el sistema Braille, manejado por los ciegos, cuyos signos se dibujan en relieve para que puedan percibirse a través del tacto.
Modernamente se habla de emoticones (o emoticonos), un símbolo gráfico –como lo define el DRAE- que “se utiliza en las comunicaciones a través del correo electrónico y sirve para expresar el estado de ánimo del remitente”. Estos emoticones consisten en una sucesión de signos que realizamos con el teclado de la computadora y que comúnmente ponemos al final de una palabra o expresión para complementar o matizar lo que queremos decir en un comentario en un correo electrónico o cuando chateamos o participamos en un foro de Internet. Estos signos consisten, usualmente, en representar la cara de quien escribe con lo que logramos transmitir de una manera universal y graciosa nuestras emociones y sentimientos y en general nuestro estado de ánimo. Fundamentalmente, constituyen un recurso muy útil para aumentar la expresividad, matizando el texto de una intención jovial y jocosa.
Debemos distinguir, como la primera gran división, los signos naturales de los artificiales. El rasgo diferencial entre ellos es la no participación directa del ser humano en la creación de estos signos (naturales), como las nubes (indicio de lluvia o el humo indicio de fuego) o las arrugas de la cara (síntomas de envejecimiento), y la participación directa en la creación de dichos signos (artificiales), como el lenguaje oral y escrito. En ambos casos el individuo los interpreta, pero no siempre los crea, ya sea como actividad consciente o inconsciente.
Para comunicarnos, entonces, nos valemos de signos, que pueden ser desde una palabra articulada o escrita (signo lingüístico), un gesto (señal) y una cruz (símbolo). Todos ellos y cada uno en particular cumplen diferentes objetivos. Empecemos con el signo, una unidad capaz de transmitir contenidos representativos, como el signo lingüístico. Un signo, en términos generales, es todo aquello que sirve para transmitir una información. Pensemos en una balanza: la secuencia de sonidos con que pronunciamos el término [balansa] es el significante, que lo asociamos a una información específica (instrumento que sirve para pesar) llamada significado, y el objeto material, de la realidad que percibimos por medio de los sentidos, denominado referente.
Pero hay también signos no lingüísticos que se caracterizan por emitir significados no precisamente con la voz o la escritura, sino con otros medios como: el empleado por los sordomudos valiéndose de las manos; el código Morse, a partir de puntos y rayas, utilizado en la comunicación telegráfica; el sistema Braille, manejado por los ciegos, cuyos signos se dibujan en relieve para que puedan percibirse a través del tacto.
Modernamente se habla de emoticones (o emoticonos), un símbolo gráfico –como lo define el DRAE- que “se utiliza en las comunicaciones a través del correo electrónico y sirve para expresar el estado de ánimo del remitente”. Estos emoticones consisten en una sucesión de signos que realizamos con el teclado de la computadora y que comúnmente ponemos al final de una palabra o expresión para complementar o matizar lo que queremos decir en un comentario en un correo electrónico o cuando chateamos o participamos en un foro de Internet. Estos signos consisten, usualmente, en representar la cara de quien escribe con lo que logramos transmitir de una manera universal y graciosa nuestras emociones y sentimientos y en general nuestro estado de ánimo. Fundamentalmente, constituyen un recurso muy útil para aumentar la expresividad, matizando el texto de una intención jovial y jocosa.
Preguntas similares
hace 6 años
hace 6 años
hace 6 años
hace 8 años