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La Comunión de los santos es uno de los dogmas de la Iglesia católica. Esta expresión tiene dos significados:
En primer lugar, alude a la común participación de los miembros de la iglesia en las cosas santas (sancta), es decir, la comunión de los bienes espirituales que se comparten: la fe, los sacramentos (en particular el bautismo como inicio de la vida cristiana, y la eucaristía como cumbre de la vida espiritual), los carismas y otros dones espirituales. En la raíz de la comunión está la caridad que «no busca su propio interés» (1 Cor 13, 5), sino que impulsa a los fieles a «poner todo en común» (Hch 4, 32), incluso los propios bienes materiales, para el servicio de los más pobres.
En segundo lugar, designa la conexión o unión entre las personas santas (sancti), es decir, entre quienes por la gracia están unidos a Cristo muerto y resucitado. La Iglesia católica sostiene que existen tres estados en la Iglesia: unos viven aún peregrinos en este mundo; otros, ya difuntos, se purifican; otros, finalmente, ya gozan de la gloria de Dios, es decir, ya contemplan a Dios cara a cara, tal cual es. Quienes pertenecen a los diferentes estados pueden permanecer en comunión unos con otros: quienes peregrinan por el mundo pueden orar por quienes se purifican, y quienes alcanzaron la gloria pueden interceder por los otros. Todos juntos forman en Cristo una sola familia, la Iglesia, para alabanza y gloria de la Trinidad.
San Juan de Patmos.
== Historia de la expresión == ala La comunión de santos (en latín, sanctorum Dei communio) es la unión espiritual de todos los cristianos, vivos y muertos. Comparten un solo cuerpo místico con Cristo como cabeza, en el cual cada miembro contribuye al bien de todos y comparte los bienes con todos.
El uso más temprano conocido de la expresión «comunión de los santos», que refiere la creencia en un enlace místico que une a vivos y muertos en una esperanza y un amor confirmados, se registra en los escritos de san Nicetas de Remesiana (ca. 335-414); el término desempeñó desde entonces un papel fundamental en las formulaciones del credo cristiano. Sin embargo, existen indicios de que la cláusula sobre la comunión de los santos existía ya en la llamada Fe de san Jerónimo y en otros documentos anteriores a Nicetas.1 En cualquier caso, ya aparecía en un rescripto imperial del año 388, y en un canon de un sínodo celebrado en Nimes (ca. 394 o 396).1
La expresión «comunión de los santos» se incluye en el credo de los apóstoles, una profesión importante de la fe cristiana cuya forma actual fue establecida en el siglo VIII, pero que tiene sus orígenes en el cristianismo primitivo como una declaración básica de la fe de la Iglesia (Guillermo Barclay, las miradas llanas del hombre en los apóstoles credo, paginaciones 10-12).