Respuestas
Respuesta:
En esa parte el fantasma de Cantervil se tropieza con la hija mayor
Cuando a la mañana siguiente el almuerzo reunió a la familia Otis, se discutió extensamente acerca del fantasma.
El ministro de los Estados Unidos estaba, como era natural, un poco ofendido viendo que su ofrecimiento no había sido aceptado.
-No quisiera en modo alguno injuriar personalmente al fantasma -dijo -, y reconozco que, dada la larga duración de su estancia en la casa, no era nada cortés tirarle una almohada a la cabeza...
Siento tener que decir que esta observación tan justa provocó una explosión de risa en los gemelos.
-Pero, por otro lado -prosiguió míster Otis-, si se empeña, sin más ni más, en no hacer uso del engrasador marca "Sol-Levante", nos veremos precisados a quitarle las cadenas. No habría manera de dormir con todo ese ruido a la puerta de las alcobas.
Pero, sin embargo, en el resto de la semana no fueron molestados.
Lo único que les llamó la atención fue la reaparición continua de la mancha de sangre sobre el "parquet" de la biblioteca.
Era realmente muy extraño, tanto más cuanto que mistress Otis cerraba la puerta con llave por la noche, igual que las ventanas.
Los cambios de color que sufría la mancha, comparables a los de un camaleón, produjeron asimismo frecuentes comentarios en la familia.
Una mañana era de un rojo oscuro, casi violáceo; otras veces era bermellón; luego, de un púrpura espléndido, y un día, cuando bajaron a rezar, según los ritos sencillos de la libre iglesia episcopal reformada de América, la encontraron de un hermoso verde esmeralda.
Como era natural, estos cambios kaleidoscópicos divirtieron grandemente a la reunión y hacíanse apuestas todas las noches con entera tranquilidad.
La única persona que no tomó parte en la broma fue la joven Virginia.
Por razones ignoradas, sentíase siempre impresionada ante la mancha de sangre,
y estuvo a punto de llorar la mañana que apareció verde esmeralda.
Explicación: