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Respuesta:
En su nuevo libro "Fin de la pobreza", el reconocido economista Enrique Blasco Garma analiza el desarrollo de las naciones buscando entender el motivo de las desigualdades. Infobae publica un adelanto Porqué hay tan pocos ricos y muchos pobres y maltratados?
¿Qué distingue a unos de otros?
¿Porqué las diferencias son tan marcadas?
Sorprende. El país de residencia es la mejor explicación de las diferencias de ingresos y tratos en el mundo. El 80% de la humanidad habita en países que apenas produjeron el 30% del ingreso mundial, en 2017. En amplio contraste, el 10% de la población mundial, que vive en las naciones más prósperas y de mejor trato, logra el 50% del total de los ingresos. En 2017, el 10% de los seres humanos, los que habitan los países con peor consideración y respeto, ganó 740 dólares anuales; mientras otro 10%, los residentes de las naciones con mejor trato, ganó 60.000 dólares. Naturalmente, llama la atención esa multiplicación por 80 veces, entre los logros de unos y de otros, cuando las tecnologías para producir los bienes están más disponibles que nunca. Y a pesar de los progresos de la última década debidos a avances institucionales en China e India y la bonanza de las materias primas. .
Respuesta:
¿Qué tienen determinadas naciones que les permite prosperar mientras otras se quedan estancadas en la miseria? Esta es una cuestión que viene ocupando el pensamiento económico desde que Adam Smith inauguró la ciencia económica en 1776, con la publicación de su obra Una investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, conocida comúnmente como La riqueza de las naciones. Para Adam Smith la respuesta se encuentra en la división del trabajo, que permite la especialización, y en la economía de mercado. Para Daron Acemoglu y James Robinson la respuesta radica en las instituciones y su naturaleza. Ricardo Hausmann, director del Center for International Development de la Universidad de Harvard, sostiene, en cambio, que la clave puede estar en la relación entre el desarrollo económico y el sentimiento de identidad, de pertenencia a un grupo o comunidad, que existe en una sociedad. Veámoslo.
Ricardo Hausmann en la conferencia “Nosotros y la prosperidad” en la Fundación Rafael del Pino. Madrid el 7 de junio de 2017.
Cuando Adam Smith publicó la obra seminal de la ciencia económica moderna, el país más rico del mundo era Holanda, y su renta per cápita era cuatro veces superior a la de los países más pobres. Las distancias, entonces, entre unos y otros no eran grandes. La relación, de hecho, era de 4 a 1. La revolución industrial cambió las cosas por completo. La industrialización tuvo un carácter geográfico limitado y se concentró en Europa Occidental, Estados Unidos, Japón, Australia y Nueva Zelanda, pero no llegó al resto del mundo, al menos hasta fechas muy recientes. El resultado de ello fue una ampliación de las distancias, en términos de renta per cápita, entre países ricos y países pobres, que pasaron de 4 a 1 a convertirse en un problema de 256 a 1.
¿Qué paso para que las distancias se ampliaran de semejante forma? Lo que sucedió fue que la renta per cápita tiene un comportamiento muy peculiar a lo largo del tiempo. Desde que el ser humano que conocemos hoy apareció sobre la faz de la Tierra, allá por el año 10.000 antes de Cristo, hasta hace doscientos años, la renta per cápita ha permanecido prácticamente estancada. De hecho, las condiciones de vida de una persona que viviera en el imperio romano eran muy similares a las de otra que viviera en el renacimiento, en el siglo de oro español o en tiempos de la revolución francesa. Sin embargo, en los doscientos últimos años, la renta per cápita empezó a crecer, especialmente en Occidente, gracias a la revolución industrial. Como indica el profesor Hausmann, la representación gráfica de la evolución histórica de la renta per cápita es como un palo de hockey, con los dos últimos siglos formando la base de la “J”.
Para explicar las diferencias que surgen entre países ricos y pobres en los doscientos últimos años, Acemoglu y Robinson, en su obra Por qué fracasan las naciones, se fijan en las instituciones y concluyen que las diferencias entre los países ricos y los pobres se deben a la mayor o menor calidad de sus instituciones, a si sus instituciones económicas y políticas son inclusivas, caso de los países desarrollados, o si, por el contrario, son extractivas, como sucede en los países atrasados. Esta explicación, sin embargo, no termina de convencer totalmente a Hausmann, quien señala que, cuando se observan países como México, en el que las diferencias de renta entre sus distintos estados son muy altas, a pesar de tener el mismo sistema económico, político, judicial, etc., cabe concluir que la explicación es otra.
Explicación:
espero te sirva :3
ahh y porfavor dame la corona UwU