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Dispositivos también conocidos como kioscos digitales, interactivos o de autoservicio, son ya un elemento común en el paisaje corporativo, pues sus múltiples usos los han convertido en el dispositivo de elección cuando es necesario proporcionar información de manera interactiva al usuario de manera precisa, llamativa y económica.
La precisión en la información que proporcionan viene obviamente de que todos los usuarios acceden a los mismos archivos, los cuales pueden estar almacenados localmente en el disco duro del equipo, en una red local, o bien en un servidor en internet. Esto hace particularmente útiles a estos equipos en situaciones en que se debe proporcionar la misma información cientos o miles de veces al día, lo cual fastidiaría al más dedicado empleado.
En cuanto a lo llamativo de la presentación de la información, es común ya el ver aplicaciones diseñadas con impresionantes elementos gráficos como fotografías y videos en alta resolución, pues dichos archivos pueden almacenarse localmente sin temor a su, usualmente enorme, tamaño, y de cualquier forma, los mismos podrían ser visualizados directamente de internet gracias a los anchos de banda que se manejan comúnmente hoy en día y permiten streaming de video sin grandes exigencias para los equipos.
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