• Asignatura: Filosofía
  • Autor: estebanyunior18
  • hace 7 años

Quiénes pensás que tenían el conocimiento de los mitos y el tiempo para contárselo a las nuevas generaciones?​

Respuestas

Respuesta dada por: muetrate
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Explicación:

1. Consensos, aproximaciones y distanciamientos teóricos

1.1. Consensos teóricos

Existe un conjunto de características comunes del mito aceptado por diversos estudiosos que les hacen convergir teóricamente. Esta convergencia, entre las que me sitúo, está caracterizada por a) la consideración del mito como relato de la emergencia de los tiempos primordiales, b) el carácter sagrado del espacio mítico y c) el reconocimiento de su carácter social o colectivo (no tiene autor). Amplío cada una de estas características:

1.1.1. El mito como relato de la emergencia de los tiempos primordiales

El mito como relato hace referencia a una irrupción del «otro tiempo» en el «tiempo de los hombres» que provoca el origen de la realidad más vasta, del mundo o el origen de algo en el mundo; es decir, estamos ante la presencia de vínculos entre distintas calidades de tiempo que se expresan en el «origen como fundamento» y en el «origen como principio» (López Austin 1998).

Lo anterior es lúcidamente expuesto por M. Eliade (1981), quien al realizar una clasificación, habla de mitos cosmo-antropogónicos y mitos de origen, que no es más que otra forma de diferenciar al origen como fundamento y como principio. Lo cosmogónico refiere a la creación del mundo e incluye a lo antropogónico que refiere a la creación del hombre (se trata de la creación por excelencia). Los mitos de origen refieren a las prolongaciones de los mitos cosmogónicos, y relatan cómo el mundo ha sido modificado, enriquecido, etc.; es decir, da cuenta de los fenómenos del cosmos, de los seres y objetos que viven y existen en él, de los fenómenos sociales, políticos y económicos que acontecen entre los hombres.  

1.1.2. El carácter sagrado del espacio mítico

Existen diferentes sentidos cualitativos del espacio. Una tipología de la misma nos presenta una rápida proyección del siguiente panorama: se habla del espacio de la percepción sensible y del conocimiento puro (espacio euclidiano o geométrico); homogéneo y no-homogéneo; visual y táctil; fisiológico y métrico (Cassirer 1998); mítico y no-mítico; sagrado y profano (Eliade 1981, 1984, 1994a, 1994b y 1997); santo y profano en Cassirer (1998); liminar y no-liminar (Turner 1999); propio y ajeno; culto e inculto; caótico y no-caótico (Lotman 1996); interno y externo (Bachelard 1986; Lotman 1998); cultural y extracultural (Lotman 1999); continuo y discontinuo; cerrado y abierto (Melgar 1996); absoluto (Newton) y «vacío» (Maxwell) (Hawking 1992); íntimo y extraño (Bachelard 1986); y, contemporáneamente se habla de los «no lugares» como espacios de confluencia anónimos (Augé 1998).

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