Respuestas
Respuesta: Quiero abordar el tema de estándares en la profesión docente desde la perspectiva de dos conceptos superficialmente similares pero en el fondo muy diferentes: profesionalización y profesionalismo. Hablar de profesionalización, involucra hacerlo desde el estudio que la sociología ha hecho de las características de las profesiones, como estructuras en el orden social. En la docencia, el camino de la profesionalización es el de adquirir las características de las profesiones de alto estatus, entre las que se cuentan la titulación, la acreditación y la existencia de asociaciones profesionales. Estas, junto con el uso del conocimiento científico, tema del que hablaré un poco en esta entrada, creo yo son los pilares de las profesiones mejor establecidas. En mi entrada anterior exponía que creo que la docencia escolar no muestra sino incipientemente una de las tres primeras características. En esta ocasión, con el ánimo de empezar a proponer rutas de profesionalización, quiero discutir aspectos relacionados primariamente con la profesionalización, y en algo con el profesionalismo.
Responder a la pregunta de qué significa para un docente comportarse como un profesional en el aula involucra explorar qué es aquello que un docente profesional hace como sólo él o ella puede hacerlo ¿Cuál es, o debería su especialidad? Yo creo que es el trabajo de diseñar y ejecutar experiencias de aprendizaje. No una clase. No una charla. Una unidad de enseñanza completa, una secuencia de clases, una experiencia intencionalmente dirigida para el aprendizaje de algo. No simplemente una clase: una clase le puede salir bien a cualquiera. O mal, es parte de la vida. Hay gente que cree que porque explica cosas con elocuencia entonces puede ser buen profesor. No. La gracia es diseñar un proceso entero, que pueda durar meses o años. Un proceso que tiene altos y bajos, que puede y va a contar con imprevistos y sujetos resistentes. En eso tiene que ser hábil un maestro, como nadie.