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El científico y divulgador Carl Sagan dijo que para hacer una tarta de manzana "primero hay que crear un universo”. Y hay algo que se da por hecho en esta frase ya que, además del universo, hay que crear vida, porque las manzanas lo son. Tanto ellas como nosotros somos parientes lejanos del primer organismo vivo, denominado por las siglas LUCA (Last Universal Common Ancestor). Y esto es válido tanto para la tarta de manzana como para una típica tortilla de patata.
Si el universo fuera un chef, llevaría a cabo la receta que hoy os presentamos, pero hay varios puntos en los que necesitará un ligero apoyo externo para conseguir llegar al objetivo de crear vida.
Ingredientes:
- Una enorme nube de hidrógeno que contenga pequeñas cantidades de polvo.
- Una pizca de restos de nebulosa planetaria.
- Una pizca de restos de supernova.
Elaboración:
Después de miles de millones de años, a raíz del Big Bang se generó una enorme nube de hidrógeno en un lugar remoto del universo. Ese fue el sustrato donde se llevó a cabo la receta de la vida en nuestro planeta. Pero antes de trabajar con la nube, el universo esperó hasta que estrellas cercanas ya formadas muriesen en forma de nebulosa planetaria y de supernova; de esta forma inyectaron al medio interestelar todos y cada uno de los elementos químicos que componen nuestra tabla periódica, como por ejemplo el calcio de nuestros huesos o el hierro de nuestra sangre.
Serán especialmente importantes el fósforo, el nitrógeno, el oxígeno y el azufre, pero sobre todo, el carbono. Tras ser inyectadas al espacio, poco a poco se fueron incorporando a nuestra nube como si de una salpimentación se tratara.
La nube por sí misma no podría haber evolucionado. Requirió de su Alberto Chicote particular para poner en marcha la receta y comenzar a funcionar: fue necesario un empujón que trajo consecuencias sin las cuales no estaríais leyendo estas líneas.
Si el universo fuera un chef, llevaría a cabo la receta que hoy os presentamos, pero hay varios puntos en los que necesitará un ligero apoyo externo para conseguir llegar al objetivo de crear vida.
Ingredientes:
- Una enorme nube de hidrógeno que contenga pequeñas cantidades de polvo.
- Una pizca de restos de nebulosa planetaria.
- Una pizca de restos de supernova.
Elaboración:
Después de miles de millones de años, a raíz del Big Bang se generó una enorme nube de hidrógeno en un lugar remoto del universo. Ese fue el sustrato donde se llevó a cabo la receta de la vida en nuestro planeta. Pero antes de trabajar con la nube, el universo esperó hasta que estrellas cercanas ya formadas muriesen en forma de nebulosa planetaria y de supernova; de esta forma inyectaron al medio interestelar todos y cada uno de los elementos químicos que componen nuestra tabla periódica, como por ejemplo el calcio de nuestros huesos o el hierro de nuestra sangre.
Serán especialmente importantes el fósforo, el nitrógeno, el oxígeno y el azufre, pero sobre todo, el carbono. Tras ser inyectadas al espacio, poco a poco se fueron incorporando a nuestra nube como si de una salpimentación se tratara.
La nube por sí misma no podría haber evolucionado. Requirió de su Alberto Chicote particular para poner en marcha la receta y comenzar a funcionar: fue necesario un empujón que trajo consecuencias sin las cuales no estaríais leyendo estas líneas.
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