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En este aspecto es importante ver cómo era vista la guerra en uno de los sectores más delicados de la sociedad: los jóvenes. Ya los discursos políticos de antes de la guerra estaban llenos de invocaciones a la juventud, porque estos conformaban el estrato social que más podría apoyar el cimiento de los nacientes países con tendencia guerrera tales como Alemania. Naciones que no dudaban en pregonar la necesidad de sustituir las viejas ideas por las nuevas, de enfocar a las viejas generaciones como caducas y optar por una posición más ágil y dinámica; justo lo que se necesitaba para tener el ambiente que daría inicio a la terrible confrontación. Sociólogos como Max Weber y Arthur Moeller van den Bruck, exigían que se entregase el timón social a los jóvenes. La juventud se convirtió en el tema principal de los teóricos de inicios del siglo veinte. De esa generación joven, sobre todo de clase media, que marchó entusiastamente hacia una guerra que sus mayores, casi sin excepción, aceptaron con horror y desesperación fatalista. La Gran Guerra nació precisamente de esa primera y mimada juventud que consideró, al menos al principio de ésta, como la guerra más popular de la historia. Prueba de ello, eran los discursos de escritores de la época como el poeta francés Charles Peguy quien decía que “marchaba con entusiasmo al frente (y a la muerte)” o su compatriota Henry de Montherlant, escritor quien no dudaba en afirmar que “amaba la vida del frente, el baño en lo elemental, el aniquilamiento de la inteligencia y el corazón”. Otros intelectuales franceses como Pierre Drieu la Rochelle sostenían que la “guerra era una maravillosa sorpresa“, mientras que escritores germanos como Ernst Junger que elogiaban el conflicto al calificarlo como “el momento sagrado de agosto de 1914”. Sus contrapartes italianos no se quedaban atrás y se exhibían gritando consignas como “esta es la hora del triunfo de los más altos valores; es la hora de la juventud”, mientras otros aseveraban en coro “solamente los hombres pequeños y los ancianos de veinte querrán perderse esto”. Por supuesto que los primeros que iban a la guerra eran los jóvenes.
Explicación:
al reclutar jovenes al ejercito y sufrir mas de 8 millones de bajas militares y civiles