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Respuesta:
Aunque la Tierra aún está en proceso de enfriamiento, en su interior guarda grandes reservas de calor. Sus manifestaciones se pueden utilizar como fuente de energía y también como elemento paisajístico, recreacional y medicinal.
El calor interno de la Tierra
Hace unos 4.600 millones de año, se inició la formación del Sistema Solar. Una nube de material incandescente que giraba sobre sí misma se fue concentrando hasta originar un núcleo o Sol y a su alrededor lentamente se conformaron los planetas. Estos últimos iniciaron un largo proceso de enfriamiento y es así como la Tierra logró una corteza sólida que permitió dar comienzo a la vida. Sin embargo, en su interior aún se manifiestan temperaturas elevadas, las cuales aumentan en la medida que se avanza hacia el centro del planeta. Este calor interno de la Tierra, que fluye hacia el exterior, es el que se utiliza en la actualidad como fuente calórica o para generar energía eléctrica.
En nuestro planeta los científicos reconocen diferentes capas internas que se diferencian por los materiales predominantes que las constituyen, el estado físico de la materia (líquido, sólido, gaseoso), las densidades y las temperaturas.
Estas capas son las siguientes:
– Núcleo: ocupa una amplia zona del centro de la Tierra (más de la mitad del radio terrestre), tiene temperaturas que pueden alcanzar unos 5.500º C y está compuesto principalmente de níquel y fierro. Se distinguen en él dos partes, un núcleo interno en estado sólido y uno externo en estado líquido.
– Manto: tiene un espesor medio de 2.900 km y sus materiales principales son silicatos, los que se encuentran en distintos estados físicos según sus profundidades. El sector más externo del manto presenta un estrato viscoso, sobre el cual se encuentra un último sector en estado sólido.
– Corteza terrestre: es la capa exterior, que tiene un espesor entre 3 y 70 km. Gran parte de sus componentes son rocas que provienen del interior y que se han solidificado.
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