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Si pudiéramos ver y escuchar la vida nocturna de nuestro cuerpo quizá entenderíamos mejor esa ronquera matutina, ese pinchazo en las lumbares que impide enderezarte o ese brazo dormido que te hace sospechar: ¿será algo serio? "La clave está en observar si la sintomatología se repite todos los días, ya que eso será un indicador de que esa determinada molestia se debe a algo más grave que a una mala postura o a determinados hábitos nocturnos", indica la traumatóloga Gemma Pidemunt. Su colega Luis Sanz recuerda que si solo sentimos uno de los síntomas (por ejemplo, pinchazos en las cervicales, mano entumecida o adormilada, carraspeo, dolor de cabeza) y va disminuyendo según pasa el día, es muy difícil que guarde relación con alguna enfermedad grave. Aún así, el especialista recomienda que "si estos episodios se presentan, además de frecuentemente, con más síntomas, dolor o molestia excesiva, y cambian de localización o hay alteraciones en el peso, hay que acudir a consultar al médico". Pero, por lo general, todas estas molestias mañaneras, lejos de ser inexplicables, se deben a algo que has hecho durante la noche.
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