• Asignatura: Català
  • Autor: duniamartinez2003
  • hace 8 años

Necesito una explicación de la influencia de Benet i Jornet en el teatro catalán actual.

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Respuesta dada por: carol202033
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Su teatro es realista, se caracteriza por la reflexión sobre el individuo y la sociedad que le rodea, pero su obra fue evolucionando hacia temáticas más íntimas y existenciales. Dos autores catalanes Àngel Guimerà y Salvador Espriu, y un autor inglés Harold Pinter, influyeron mucho en sus novelas, aunque Benet nunca había pensado que Espriu le influiría.

Tiene más de 40 obras publicadas y la singularidad de que es prácticamente el único de su generación que consiguió estrenar con regularidad. Se da a conocer con Una vella, coneguda olor (1964), obra que recibió el Premi Josep Maria de Sagarra en 1963. En 1970 publica conjuntamente Fantasia per a un auxiliar administratiu y Cançons perdudes.

Su teatro realista sigue con Berenàveu a les fosques (1972) y Quan la ràdio parlava de Franco (1979), y con Revolta de bruixes (1977) adquiere un tono simbólico. También ha cultivado el teatro infantil Supertot (1975), Helena a l'illa del baró Zodíac (1975) o El somni de Bagdad (1977), entre otras. En 1989 estrena Ai, carai! en el Teatre Lliure, y Desig en 1991, en el Centre Dramàtic de la Generalitat.

Recibió el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Literatura Dramática, en 1995 por E.R., estrenada en el Teatre Lliure (1994) y llevada al cine por Ventura Pons (1996).

En Testament describió la relación entre un culto profesor homosexual y un joven chapero.[8] La obra fue adaptada al cine en 1998 con el título de Amigo/Amado, dirigida por Ventura Pons.

Sus últimas obras estrenadas han sido Olors, dirigida por Mario Gas (2000), Això, a un fill, no se li fa (2002), L'habitació del nen (Teatre Lliure, 2003) y Salamandra (2005).

Su trayectoria fue reconocida con numerosos premios, entre los cuales el Premio Nacional de Teatro (1995), la Creu de Sant Jordi (1997), el premio de la Institució de les Lletres Catalanes de guiones audiovisuales (1998), el Premio Max de Honor (2010) y el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes (2013).[9]

Es particularmente conocida su vinculación a la televisión catalana (TV3), donde fue argumentista y guionista de numerosas series costumbristas o dramáticas. Poble Nou en 1993 estuvo entre sus primeros éxitos que han seguido hasta 2012 con Amar en tiempos revueltos.

En 2013 se le concedió el Premio de Honor de las Letras Catalanas.

En junio de 2015 su hija Carlota Benet da a conocer públicamente que el dramaturgo se enfrenta a la enfermedad de Alzheimer fecha en la que el Teatro Nacional de Cataluña organiza un homenaje al dramaturgo con motivo de sus 75 años.[10]

En 2017 Carlota Benet publicó el ensayo "Papitu. El somriure sota el bigoti", Editorial Columna, sobre la memoria de su padre.

Llorar y reír hasta la bajada del telón

Dada su conexión con la piel del público y el exceso sentimental asumible, puede decirse que la mayor parte de la obra de Benet i Jornet es un Bildungsroman, un trabajo de aprendizaje para el corazón; una educación sentimental, como lo fueron piezas concretas de Dickens, al estilo de David Copperfield, o la particularísima Jane Eyre de Charlotte Brontë. La facilidad con la que Benet i Jornet rescataba de lo más hondo de la sociedad sufrimientos y euforias para devolverlas por escrito en sus ficciones, es lo que hoy se le tributa. Lo que le convirtió en un escritor prolijo. En el centro de sus historias, la capacidad de los supervivientes se impone a la piedad por los suicidas. Él poseía el latido vitalista del dramaturgo, en cuyas obras, el público llora y ríe hasta la tranquilizadora bajada del telón, “la hora de la consciencia”, habría dicho Arthur Miller.

Su discurso teatral, siempre ingenioso, constituye el ejemplo del artista que se vende a la aceptación de su público. Su obra está modelada por su genio, pero también por el sentido de las conveniencias; la presión moral sobre sus arquetipos, sean madres abandonadas, amores consanguíneos, homosexualidades no confesadas, negocios sucios o crímenes, se ve aligerada por la pluma del autor dispuesto a impedir que la sangre llegue al río. Puede ser fruto del humor o del juego que impone la invención de fragmentos y palabras; sea como sea, la parte Bildungsroman de Benet i Jornet toca el moralismo de Bajo las ruedas de Hermann Hesse. Pero el autor catalán se desentiende de aquel viaje iniciático; digamos que sus personajes le sacan partido a los jóvenes ambivalentes de Hesse, pero olvidan la construcción del super ego en la adolescencia, descrita en la obra original.

Conspicuo e impactante

Benet i Jornet ha roto el molde que quisieron para ellos los grandes dramaturgos nacionales, los social-literatos como Goethe, en su Wilhelm Mister’s, o como Hugo en la Francia del XIX, épocas en la que no existía la TV. Pero atención, los enormes pedestales de aquellos se mantienen al pasar de los siglos, mientras que la época dorada de los medios de masas deja olvidado aquello que ayer era sagrado.

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