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Buenos Aires guarda una relación esquiva con la ribera y con los cursos de agua que la atraviesan. De hecho, a pesar de limitar con un frente costero muy extenso y de estar surcada por numerosos ríos, arroyos y zanjones, la ciudad nunca se hizo demasiado cargo ni de sus aguas ni de sus costas. En este marco, el trabajo indaga el proceso de urbanización de la ribera, mostrando que ninguno de los proyectos pensados para esta porción de la ciudad, hasta fines del siglo XXI, logra imponer su ideario urbano. Por el contrario, estos idearios fueron muchas veces contradictorios y se plasmaron en partes o porciones de la extensión costera. A pesar de ello, todos parecen haber tenido una misma, aunque limitada intención: domar el río y sus aguas bajo un proyecto políticamente hegemónico y económicamente rentable. El cometido sólo se alcanzará -no sin tensiones- en los albores del siglo XXI bajo la égida del desarrollo del nuevo barrio de Puerto Madero y de la intención de extender –con adecuaciones- sus beneficios y lógicas a la vasta silueta zigzagueante de la ribera