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Respuesta:El canto de los pájaros y el habla humana tienen algunos puntos en común. De hecho, una gran cantidad de especies aprende a cantar de manera similar a cómo un niño aprende la lengua materna al interactuar con quienes lo rodean. Por tal razón, estudiar la actividad cerebral de los pájaros cuando producen sus sonidos puede arrojar luz sobre la forma en que el habla está codificada en nuestras neuronas y, en última instancia, cómo el cerebro puede aprender una tarea compleja.
Al igual que el habla humana, el canto de las aves comprende aspectos neuronales (instrucciones) y físicos (órganos que operan en la ejecución del canto). Desde hace varios años, el físico Gabriel Mindlin, director del Laboratorio de Sistemas Dinámicos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, viene desarrollando modelos que permiten explicar cómo funciona el aparato vocal de las aves, es decir, qué músculos actúan. Por su parte, las neurociencias estudian la estructura neuronal responsable de las instrucciones para que el aparato vocal produzca los sonidos. El trabajo que fue publicado en Nature permite aunar los aspectos neuronales y los físicos, al explicar de qué manera las neuronas se van activando para producir cada uno de los sonidos que conforman el canto de un pequeño pájaro, el diamante mandarín.
Respuesta:
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