Respuestas
Usar lejía «es como usar una porra para matar a una mosca», afirma Jane Greatorex, viróloga de la Universidad de Cambridge. También puede corroer el metal y provocar otros problemas respiratorios si se inhala demasiado con el paso del tiempo.
«Con la lejía, si la aplicas en una superficie con mucho polvo, este [polvo] se come la lejía», afirma Lisa Casanova, científica de salud ambiental de la Universidad del Estado de Georgia, Estados Unidos. Casanova y otros expertos recomiendan usar jabones más suaves, como el líquido lavavajillas, para desinfectar fácilmente una superficie de interior o de exterior.
Para entender por qué las autoridades sanitarias están recurriendo al jabón, ayuda saber cómo existe el coronavirus fuera del cuerpo y cuánto tiempo permanece el virus en superficies comunes según estudios preliminares.
Respuesta:
El uso de jabón, alcohol o lejía ante el COVID-19
Explicación:
Todos hemos visto ya representaciones del COVID-19, pero la experta nos explica, qué partes son las que atacan los productos de limpieza y cómo lo pueden inactivar. "El virus es una cápsula con material genético en su interior. La envoltura es una especie de grasa y las púas son unas proteínas", cuenta. Según explica, hay dos formas de destruirlo: acabar con la capa de grasa, para lo que utilizamos jabones, por ejemplo; o acabar con las púas, con alcohol o lejía, entre otros.
"Cualquier producto de limpieza con tensioactivos sirve para quitar la grasa". "Los tensioactivos son sustancias que rebajan la tensión superficial (esa tensión es la que tiene el agua, por ejemplo, por ello los mosquitos pueden posarse sobre ella), haciendo que dos sustancias en principio inmiscibles puedan mezclarse. Esto lo podemos observar si añadimos un tensioactivo (como el lavavajillas) en un vaso con agua y aceite y agitamos". Dicho de otro modo, cuando mezclamos el jabón con agua, el agua penetra mejor y el tensioactivo elimina la grasa. Así que, cualquier limpiador jabonoso sirve para inactivar el virus. Por eso nos recomiendan lavarnos las manos a menudo. Lo mismo para nuestros suelos, encimeras, platos, y todo lo que quieras limpiar.
La otra forma de inactivarlo es atacar las púas de proteínas y para ello sirve la lejía, que contiene hipocloritos y una gran capacidad de oxidación para romper enlaces químicos. Por eso, por ejemplo, cuando echamos lejía en un textil desaparece el color. También sirve el alcohol y el agua oxigenada.