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Respuesta:
Realmente, el sabor está en el cerebro. No solo la textura y el olor de los alimentos influyen en el sentido del gusto. Sin embargo a continuación se explican estos dos aspectos:
El sentido del olfato es el que más influye, ya que los olores afectan cuando empiezas a ensalivar y calentar el alimento en boca, aumenta la temperatura y reaccionan nuevas moléculas, creando nuevos olores. La percepción del olor en el sabor es tan importante que muchos sabores son prácticamente inidentificables sin su aroma.
La textura y temperatura de los alimentos también afecta de forma directa. Un ejemplo claro es con las texturas viscosas. La misma cantidad de azúcar disuelta en agua y en una gelatina se sentirá mucho más dulce en el agua que en la gelatina.