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Empecemos por el final con una breve identificación de la Economía Social de Mercado (ESM), sobre la cual abundaremos más adelante. Esta teoría de política socioeconómica surge principalmente de las ideas desarrolladas por Alfred Müller-Armack (1901-1978), quien fue profesor de Economía en las Universidades de Münster y de Colonia, en Alemania, y un elemento muy influyente en el llamado “milagro económico alemán”. Fue autor de “Economía dirigida y Economía de mercado” (Wirtschaftslenkung und Marktwirtschaft), en cuya obra acuña en 1947 el término “Economía Social de Mercado” que utilizamos hasta nuestros días y la define como la “combinación del principio de la libertad de mercado con el principio de la equidad social”. Aparte de estos antecedentes, podemos definir a la ESM como un sistema de asignación de recursos que trata de corregir y proveer condiciones institucionales, éticas y sociales que permitan una política económica eficiente y equitativa.
En el mundo moderno, la ESM enfrenta diversas otras teorías que le anteceden, basadas en el Conservadurismo, el Liberalismo y el Socialismo. Es oportuno aclarar que en Estados Unidos suelen llamar “Liberales” a los “Socialistas” y llaman “Socialistas” a los más radicales que abrazan algunas de las ideas de Marx, Lenin y otros, sin llegar al sistema socioeconómico que se identifica con lo que se ha llamado “Comunismo”.
El origen del Liberalismo se remonta a los movimientos de emancipación de los burgueses urbanos del yugo del sistema feudal que abre la Edad Media hacia el Renacimiento hasta desembocar en lo que hoy se denomina como “liberalismo clásico”, el cual quedó estructurado por la reacción que se produce en el siglo XVIII y principios del siglo XIX frente al absolutismo monárquico y al sistema económico del mercantilismo1. Algunos de sus antecedentes los encontramos en la obra de John Locke (1532-1704), quien postula la libertad individual, la estabilidad social, la tolerancia y los fundamentos de los derechos naturales a la vida, la libertad y la propiedad, que acaban conjugándose posteriormente en los instrumentos modernos de derechos humanos. Los encontramos también en la obra de Montesquieu (1689-1755), quien elabora en “El espíritu de las leyes” aquellas indispensables para restringir la autoridad de los monarcas y sentar los cimientos del sistema moderno de la separación de los poderes del Estado, así como en la obra de Jean Baptiste Say (1767-1832): “Tratado de Economía Política”.
El liberalismo económico se ha elaborado a partir de las ideas y postulados del liberalismo clásico, evolucionando desde el duro e insensible capitalismo del siglo XIX hasta desembocar en una valoración positiva del comercio y un reconocimiento ponderado de la iniciativa privada y del derecho a la propiedad frente al régimen feudal y gremial y contra toda política permisible que pueda desembocar en el abuso de autoridad. Sus defensores argumentan que los sistemas económicos basados en los mercados libres son más eficientes y facilitan el progreso y la prosperidad, pero aceptan la desigualdad económica como un resultado natural de la competencia, limitando la intervención del Estado a los casos de coacción, violencia o fraude.
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