como se organizo la españa del regimen nacionalista

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Respuesta dada por: belenk2008
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Respuesta:Una revolución cultural

Los estudios sobre la construcción de los estados nacionales aparecen dominados por dos paradigmas que conviene someter a discusión. Por un lado, el paradigma de la continuidad, en virtud del cual el Estado nacional contemporáneo se presenta como la culminación de un proceso iniciado con la aparición de las monarquías absolutas en los siglos XV al XVII. Según esa visión, el Estado de la Edad Contemporánea sería un perfeccionamiento del Estado embrionario conocido ya en la Edad Moderna, al que solo añadiría la separación de poderes, el gobierno representativo, la garantía constitucional de las libertades individuales y una última mejora "tecnológica" en cuanto a la eficacia de los aparatos burocráticos.2 La perspectiva dominante, basada en esa continuidad del proceso de modernización ligado a la construcción estatal, resulta consoladora. Sostiene una visión de progreso continuo del cual seríamos beneficiarios los ciudadanos de nuestro tiempo. Pero omite los muchos elementos de ruptura que marcaron el proceso revolucionario, haciendo del Estado de los siglos XIX al XXI algo esencialmente diferente de las Monarquías anteriores.

El otro paradigma victorioso en el acercamiento al fenómeno histórico de la construcción de estados es el del Estado fiscal (fiscal state), creado y sostenido principalmente desde la sociología histórica.3 El caso de América Latina ha permitido a algunos autores discutir la universalidad del paradigma e introducir excepciones, pero sin proponer un enfoque alternativo.4Este tipo de explicación lleva a considerar la construcción de los estados nacionales como un proceso de acumulación de recursos en manos de un poder centralizado. Entre esos recursos, fundamentalmente materiales, destaca la capacidad extractiva de los gobiernos. Estos conseguían, mediante un reforzamiento progresivo de los mecanismos fiscales, allegar presupuestos crecientes y financiar con ello tanto burocracias civiles como -sobre todo- ejércitos. Así aumentaban su capacidad para ejercer la fuerza sobre la población y el territorio, haciendo frente a la amenaza de estados vecinos o de fuerzas disidentes.5

Uno y otro paradigma encajan bastante bien en las visiones clásicas de la construcción estatal. En ellas, la complejidad de la construcción de estados a lo largo de los cinco últimos siglos queda reducida a un mecanismo semiautomático de causas materiales: la acumulación de capital, la estructura de clases, la guerra, la fiscalidad y la burocracia se encadenan, equiparando procesos desarrollados en contextos culturales muy dispares. Pero de esta manera se ignora el sentido que los actores dieron al concepto de Estado y a su propia participación en la construcción del mismo.

Simultáneamente, el no final de la Historia que acompañó y siguió a la desaparición de la Unión Soviética dio un impulso extraordinario a los llamados State-building studies. Esta nueva área de trabajo busca implementar sobre el terreno atajos pragmáticos para edificar estados sólidos que estabilicen áreas del planeta como la península de los Balcanes, Oriente Medio o el África sud-sahariana.6 En esos estudios no resulta aprovechable la idea de que un Estado contemporáneo eficaz proviene del perfeccionamiento secular de viejas monarquías absolutas; ni tampoco la de que una construcción estatal exitosa resulta de concentrar recursos fiscales y militares en manos de un poder fuertemente centralizado, desentendiéndose del contexto cultural en el que eso ocurre. La reconstrucción de las estructuras estatales en países demolidos, como Siria, Irak, Afganistán o las repúblicas exsoviéticas o exyugoslavas, pasa por reconstruir previamente nuestra concepción del fenómeno estatal y del proceso histórico que llevó a su aparición y desarrollo.

Algunos trabajos pioneros han llamado la atención sobre la necesidad de reorientar y enriquecer los estudios sobre la construcción del Estado desde una perspectiva cultural.7 Pero, en general, las respuestas a la necesidad clamorosa de emprender una historia cultural de la construcción de los estados se han articulado alrededor del concepto de nación; parece como si todo lo que esta palabra encierra pudiera funcionar como dimensión cultural del fenómeno, reservando el término de estado para las dimensiones de carácter institucional, burocrático o material. Particularmente en países en los que la identidad nacional sigue siendo hoy en día una cuestión política palpitante y conflictiva -como ocurre en el caso de España- la consideración de la construcción del Estado como proceso cultural ha derivado inevitablemente hacia la historia de la construcción de la nación, objeto esencialmente mental, lingüístico y cultural. Como en tantos otros aspectos, la nación oscurece más de lo que aclara, e impide ver otras dimensiones de un proceso histórico tan fuertemente cultural como fue -en España y en todas partes- la construcción del Estado.

espero que te sirva :)

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