Respuestas
Respuesta:
En ese mundo de sólo divinidades inmortales, los dioses desearon crear seres para poblar la tierra.
Una vez decidida tal idea, Zeus encargó a los hijos del titán Jápeto, que dotaran de gracias y fuerzas a las criaturas terrenales.
Fue Epimeteo, quien rogó a su hermano Prometeo, que le permitiera repartir los dones entre los seres terrenales.
Epimeteo dio a cada animal un don, la belleza a uno, a otro la potencia, a otro la velocidad, a otro la corpulencia, a otro la sagacidad, etc., según su criterio de conveniencia.
Careciendo de la sabiduría de su hermano Prometeo dio todos los dones a los animales dejando al hombre para lo último, quedando de esta forma el ser humano desnudo, indefenso y desarmado.
Fue entonces cuando Prometeo, el amigo del hombre, viendo la injusticia que se había cometido, tratando de corregir el error y robándole la sabiduría a la diosa Atenea, concedió al hombre la lógica.
Prometeo tomó al género humano bajo su protección y robó el fuego a Hefesto regalándoselo al hombre para que se calentara y pudiera vivir mejor, y le enseñó todo lo que sabía.
Pero Zeus, al enterarse de los dones otorgados al hombre que le permitían parecerse a los dioses, lleno de ira, arrojó rayos y relámpagos y castigó a Prometeo duramente encadenándolo en el monte Cáucaso, en los límites del Universo.
Allí todas las mañanas un águila le roía el hígado, que durante la noche le volvía a crecer para volver a ser devorado nuevamente al día siguiente.
Treinta años más tarde, Hércules liberó a Prometeo de tal cruel sufrimiento.
Hefesto, dios del fuego, modeló en su taller a la primera mujer, que fue inicialmente una estatua de metal.
Como era muy bella, Zeus resolvió darle vida y uno de los dioses le agradeció con los dones de la belleza, la gracia, la inteligencia, la habilidad y el poder de persuasión.
Pero también Hermes la dotó de astucia y falsedad y Hera de curiosidad, inquietud que no le daría paz a la mujer un solo instante.
Zeus le envió a Epimeteo a Pandora como regalo, quien hechizado por su belleza decidió unirse a ella de inmediato.
Como regalo le ofreció a ambos una bellísima caja adornada con piedras preciosas y oro.
La caja estaba cerrada, pero al darle Zeus la llave a Pandora le advirtió que si querían vivir felices no la abrieran nunca.
Epimeteo y Pandora vivieron felices muchos años una vida idílica y tanto ellos como sus descendientes ajenos a todo tipo de problemas, felices como los dioses, sin penas, sin preocupaciones ni vejez que los amenazara.
Permanecían siempre jóvenes, se divertían en forma permanente y vivían de las frutas de la tierra sin matar a ninguna criatura viviente para subsistir.
No existían ni robos ni crímenes y cuando se cansaban de tanto vivir se tendían bajo un árbol y allí se dormían eternamente.
Entonces, una suave brisa los transportaba a un lugar aún más tranquilo y mágico.
Pero un día, la curiosidad pudo más y Hara abrió la caja y fue así como surgieron las desdichas y los males de este mundo, como las enfermedades, las amarguras, los dolores y otras desgracias.
La esperanza fue lo último en salir en forma de un pequeño pájaro y como símbolo del consuelo para la humanidad.
saludos