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La Edad Media es un periodo inabarcable por definición. Bajo el concepto "medieval" se cobijan más de los mil años de historia que comprenden el paso de la Antigüedad Tardía (313-800) a la Edad Moderna, cuyo arranque podemos fijar en el siglo XV. Como es de imaginar, el Medievo integra numerosos y trascendentes acontecimientos que contradicen la concepción de estos siglos como insignificantes y oscuros en contraposición al brillo renacentista. En todos estos hitos de la Edad Media, la Iglesia tendrá un papel fundamental, ya sea la romana o su pars orientalis, es decir, el Imperio Romano de Oriente (mal llamado Imperio Bizantino o Bizancio a secas). La sociedad medieval se considera una proyección de la voluntad de Dios, por ello, resulta una tarea extremadamente ardua concebir la Edad Media sin la existencia de la Iglesia. Con independencia de las afirmaciones del origen del Papado que encuentran su fundamento en el texto de San Mateo en el que Cristo señala a Pedro como la piedra sobre la que construirá su Iglesia, históricamente, los primeros documentos que hablan de alguna forma de la primacía de los obispos de Roma nos lleva a finales del siglo I y, sobre todo, a finales del siglo II.San Pablo visita a San Pedro en la Ciudad Eterna, a la que había llegado en torno el año 56, en el que será el Primer Concilio de la Historia. De entre los sucesores próximos a San Pedro tras su martirio hacia el 67, es Clemente quien empieza a dar una prueba de la primacía de Roma cuando los cristianos de Corinto se dirigen a él para que se pronuncie sobre una disputa. Ya durante el siglo II, San Ignacio de Antioquía afirma la superioridad de la Urbs frente a las demás iglesias cristianas. En el año 296 se utilizará por primera vez la palabra Papa (derivada del griego pappa=padre), como referida al obispo Marcelino. El Edicto de Tesalónica, en el año 380, dictado por Teodosio, convierte al Cristianismo en la religión oficial del Estado.Entre los siglos II-VII se configurará el pensamiento, la sociedad, la cultura y la moral cristiana con los axiomas de los Padres de la Iglesia (Patrística). Entre las primeras herejías, cabe destacar los gnosticismos y el arrianismo, creencia que anulaba importantes aspectos de la divinidad y eternidad del Hijo y que asumirá el pueblo visigodo durante cierto tiempo hasta su definitiva conversión al Catolicismo Trinitario.
Ilustres personalidades, como los intelectuales y teólogos San Agustín o San Martín Dumio fijaron algunas líneas de actuación cara a las masas populares todavía dominadas por afinidades paganas. Parroquias de fundación episcopal e iglesias propias erigidas por los grandes propietarios se encargan de ir ejerciendo la labor pastoral.El Edicto de Tolerancia dado en Milán por Constantino en el año 313 abre una nueva época para el Cristianismo y, en particular, para el Pontificado. La primacía romana es defendida ardorosamente por algunos de los pontífices más relevantes de los siglos IX y V, de entre los que destacan San Dámaso, San León I y Gelasio I. A este último se le atribuye la autoría de una carta que esclarece las relaciones que durante la Edad Media mantendrían el poder imperial y el pontifico mediante la teoría de las dos espadas: el Papa ostenta la espada espiritual frente a la temporal del emperador, estando llamadas a colaborar mutuamente por ser ambas de origen divino. Ya el emperador Valentiniano III, en 445, afirmó que el deber del emperador residía en la protección de la fe cristiana. La desaparición del Imperio Rromano de Occidente afectó profundamente al ejercicio del poder pontificio, que había conocido una gran expansión al amparo de los últimos emperadores. La fragmentación de Occidente bajo la influencia de distintos jefes bárbaros supuso la radical pérdida de autonomía de los papas, que fueron nombrados y depuestos al antojo del monarca ostrogodo de turno. Por si fuera poco, las relaciones políticas y eclesiásticas con Oriente se van complicando. En el Concilio de Calcedonia, 451, sin negar la primacía romana, se le da un gran reconocimiento al patriarca de Constantinopla.Con la colaboración de los poderes políticos, la Iglesia va anexionando las poblaciones de una Europa cuyo mapa se va diseñando a la par de su estructura diocesana y parroquial. La conversión de los reyes bárbaros al Cristianismo Católico -Recaredo, Clodoveo- conlleva el asentamiento y estabilización de dos nuevos reinos cristianos tan importante como el galo-franco y el hispano-visigodo. La vida social se liga a los sacramentos -el bautismo, por ejemplo, se empieza a convertir en una carta a la ciudadanía- y se van popularizando las vías de piedad.