Respuestas
Respuesta:
"Según una antiquísima tradición,
esta es noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12,42).
Los fieles, tal como lo recomienda el evangelio (Lc 12,35-36),
deben parecerse a los criados,
que con las lámparas encendidas en las manos,
esperan el retorno de su señor,
para que cuando llegue los encuentre en vela
y los invite a sentarse a su mesa".
Esta Noche Pascual tiene, como toda celebración litúrgica,
dos partes centrales:
La Palabra:
Solo que esta vez las lecturas son más numerosas
(nueve, en vez de las dos o tres habituales).
El Sacramento:
Esta noche, después del camino cuaresmal y del catecumenado,
se celebran, antes de la Eucaristía,
los sacramentos de la iniciación cristiana:
el Bautismo y la Confirmación.
Y luego se celebra sacramentalmente esa misma salvación,
con los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.
A todo ello también se le antepone un rito de entrada muy especial:
se añade un rito lucernario que juega con el símbolo de la luz
en medio de la noche, y el Pregón Pascual, lírico y solemne.
La Pascua del Señor, nuestra Pascua
Todos estos elementos especiales de la Vigilia quieren resaltar
el contenido fundamental de la Noche: la Pascua del Señor,
su Paso de la Muerte a la Vida.
Pero la Pascua de Cristo es también nuestra Pascua:
"en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida
y en su resurrección resucitamos todos" (Prefacio II de Pascua).
La comunidad cristiana se siente integrada,
"contemporánea del Paso de Cristo a través de la muerte a la vida".
Ella misma renace y se goza en "la nueva vida
que nace de estos sacramentos pascuales"
(oración sobre las ofrendas de la Vigilia):
por el Bautismo se sumerge con Cristo en su Pascua,
por la Confnmación recibe también ella el Espíritu de la vida,
y en la Eucaristía participa del Cuerpo y la Sangre de Cristo,
como memorial de su muerte y resurrección.
Cristo, resucitando, ha vencido a la muerte.
Este es en verdad "el día que hizo el Señor".
El fundamento de nuestra fe.
La experiencia decisiva que la Iglesia,
como Esposa unida al Esposo, recuerda y vive cada año,
renovando su comunión con El,
en la Palabra y en los Sacramentos de esta Noche.
Luz de Cristo
El fuego nuevo es asperjado en silencio, después,
se toma parte del carbón bendecido y colocado en el incensario,
se pone incienso y se inciensa el fuego tres veces.
Mediante este rito sencillo reconoce la Iglesia
la dignidad de la creación que el Señor rescata.
Al grabar en la cruz las letras griegas Alfa y Omega
y las cifras del año en curso,
el celebrante dice: "Cristo ayer y hoy,
Principio y Fin, Alfa y Omega. Suyo es el tiempo. Y la eternidad.
A él la gloria y el poder. Por los siglos de los siglos. Amén".
Así expresa con gestos y palabras toda la doctrina
del imperio de Cristo sobre el cosmos, expuesta en San Pablo.
Nada escapa de la redención del Señor, y todo, hombres,
cosas y tiempo están bajo su potestad.
Se lo adorna con granos de incienso, según una tradición muy antigua,
que han pasado a significar simbólicamente las cinco llagas de Cristo:
"Por tus llagas santas y gloriosas nos proteja
y nos guarde Jesucristo nuestro Señor".
Termina el celebrante encendiendo el fuego nuevo,
diciendo: "La 1uz de Cristo,que resucita glorioso,
disipe las tinieblas del corazón y del espíritu".
Tras el cirio encendido que representa a Cristo,
columna de fuego y de luz que nos guía a través de las tinieblas
y nos indica el camino a la tierra prometida,
avanza el cortejo de los ministros. Se escucha cantar tres veces:
"Luz de Cristo" mientras se encienden en el cirio recién bendecido
todas las velas de la comunidad cristiana.
Hay que vivir estas cosas con alma de niño, sencilla pero vibrante,
para estar en condiciones de entrar en la mentalidad de la Iglesia
en este momento de júbilo.
El mundo conoce demasiado bien las tinieblas
que envuelven a su tierra en infortunio y congoja. Pero en esa hora,
puede decirse que su desdicha ha atraído la misericordia
y que el Señor quiere invadirlo todo con oleadas de su luz.
Explicación: