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Bueno, yo la verdad es que creo que Dios nos da más que cinco signos. Yo creo que todo se puede ver con los ojos de la fe, y convertirse en un signo divino. Digo, ¿no?, pues mira tu vida. Quizás no sea la mejor, quizás si te den ganas de tener algo más de dinero, no lo sé; quizás no te lleves muy bien con tu familia. Pero, a ver, ¿tienes una casa? Yo creo que es o ya debería agradecerse. ¿Puedes ir a la escuela, por más pesada que esta te parezca? Bien, puedes recibir educación. Digo, no tienes la mejor vida pero ¿tienes una vida? Pues sí, la tienes, y puedes hacer con ella dos cosas: lo que se te antoje, o lo mejor para ti y para el mundo.
Si quieres algo más específico, o más "divino", toma por ejemplo la Eucaristía en la misa. Nuestro mismísimo Señor se hace carne sólo para quedarse cerca nuestro. Toma por ejemplo las apariciones actuales de Jesús, dándonos esperanza, o las de María, pidiéndonos oración. ¿Os dais cuenta? Ese mensaje de amor es verdadero, real, cercano. Mira los milagros eucarísticos. Las veces que la hostia, ese pedazo de pan tantas veces insulso se hace verdadera carne, viva, que late. ¿Que no me creéis? Investiga. Último signo, ¿Alguna vez habéis oído de la historia de la Virgen de Guadalupe? Pues la Virgen, su santa imagen, quedó "impresa" en el manto, y cuando los científicos pusieron el estetoscopio en esa manta se oía el latir de dos corazones (el de la Santísima Virgen y el de Jesús dentro de su vientre). Este manto, dicho sea de paso, es indestructible. Si no me equivoco, esa iglesia, en donde estaba el manto, fue bombardeada, pero el manto ni un hilo suelto tenía. Dios no es una ficción, es una realidad. Un verdadero Padre, que verdaderamente nos ama, y quiere demostrárnoslo cada día y a cada segundo.