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En realidad la frase citada es más larga y, lógicamente, el razonamiento más completo. El planteamiento de Lamarck fue: “la función crea el órgano y la necesidad la función”. Toda la teoría la expuso bajo un rótulo: “Filosofía Zoológica”.
Debieran tenerlo en cuenta nuestros políticos.
No aceptar la evolución les condena, y de paso a nosotros también, a sufrir el destino de los dinosaurios: desaparecer y quedar sólo en el recuerdo para diversión de los críos.
Aceptar la evolución significa tener que aceptar muchas cosas.
En primer lugar, que si sentimos unas necesidades, habrá que definir unas funciones que las satisfagan. Y que éstas exigirán unos órganos. Y si no nos parece razonable esperar que la naturaleza haga su trabajo en unos pocos millones de años, habrá que poner algo de nuestra parte para avivar la evolución. Pero sin los órganos, ni funciones, ni necesidades cubiertas. Sin todo eso, como diría un gallo, no hay paraíso. Este razonamiento es lo que podríamos llamar, mutatis mutandis, filosofía antropológica.