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Desde el siglo XVI la fiesta de San Juan Bautista celebrada en el Rímac era un motivo para que los habitantes de Lima de todas los estratos sociales se reunieran y festejaran rodeados de comida, bebida y la flor de Amancaes. Cuando regresaban a Lima, todos lucían en sus cabellos o sombreros, ejemplares de estas hermosas flores.
En la actualidad, esta fiesta ya no forma parte importante de la vida de limeños, y tampoco lo es la flor de Amancaes. El Rímac ya no está cubierto con su esplendor, y el único lugar en el que se pueden encontrar es en el Santuario de Amancay, las Lomas de Lúcumo y las Lomas de Jatosisa, todos en Pachacamac. De estos 3 lugares, sólo en los 2 primeros se hace algo para su preservación y cuidado.
El concejo distrital de San Fernando preveé construir el parque recreacional Paul Poblet en las Lomas de Jatosisa; sin embrago, esta obra no tiene fecha de inicio.
En declaraciones a la web de El Comercio, Guillermo Thais, de la asociación de propietarios de San Fernando, afirmó que contar con protección para esta zona es urgente, pues el desarrollo urbano del distrito podría afectar su ecosistema. “Últimamente han dejado sacos de cemento y materiales para construcción, pero no sabemos para qué. Los vecinos hacemos lo que podemos para proteger el lugar, pero es insuficiente”, dijo.
Sobre la flor de Amancaes
La flor de Amancaes es endémica de las lomas costeras del Perú, esto quiere decir que sólo las podemos encontrar en esa región y en ninguna otra parte del mundo. Pertenece a las Amaryllidaceas y sólo aparece en las estaciones nubladas y frías. ¿Te imaginas cómo era el Rímac cubierto de esta bella flor durante el invierno? Debió ser todo un espectáculo.