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Edvard Munch, considerado precursor de la tendencia expresionista, nació en Loten (Noruega) en 1863. Pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia en Cristiania (la capital de Noruega, que a partir de 1924 se llamará Oslo). Cuando aún no había cumplido los cinco años, su madre murió a causa de tuberculosis. Nueve años más tarde, su hermana Sophie, dos años mayor que él, fallece de la misma enfermedad. Estos hechos ejercerán una influencia decisiva en su actividad artística. Sus tristes y angustiosas representaciones basadas en sus obsesiones y frustraciones personales abrieron el camino al desarrollo del expresionismo.
Después de un año en la Escuela Técnica de Arquitectura, en 1880 decide dedicarse a la pintura, se inscribe en la Escuela de Dibujo de Cristiania y pasará algunos veranos pintando en la academia de pintura al aire libre del paisajista Frits Thaulow, asimilando un realismo de inspiración francesa.
En 1885 realiza un corto viaje a París y conoce de cerca algunas obras de los impresionistas Monet, Renoir, Degas, Pisarro y Seurat. Sus pinceladas serán cada vez más audaces, menos atadas a las convenciones del realismo. Lo más importante de este periodo es la obra La niña enferma, en la que evoca su experiencia personal con la muerte de su hermana y donde ya aparece la desolada visión de la existencia que caracteriza la mayor parte de su producción.
En 1889, Munch viaja a París de nuevo con una beca del gobierno noruego y durante un breve periodo de tiempo es alumno del pintor academicista Leon Bonat. Tras realizar obras de carácter impresionista recibe el influjo del postimpresionismo, concretamente de la obra de Gaugain y Van Gogh, que lo llevan a dar un giro radical a su trabajo.
Poco después de su llegada a París recibe la noticia de la muerte de su padre. En Noche, de 1890, representa la soledad y la melancolía. El interior oscuro, con la figura solitaria junto a la ventana, queda dominado totalmente por los tonos azules.
Hasta 1908 vive la mayor parte del tiempo en Alemania, sobre todo en Berlín, aunque hace frecuentes viajes a Noruega y a París. Son años cruciales en su pintura, crea un estilo sumamente personal basado en acentuar la fuerza expresiva de la línea, reduciendo las formas a su expresión más esquemática y a hacer un uso simbólico, no naturalista del color. Pinta El grito, Vampiro, La voz, la primera versión de Madonna, comienza un ciclo que el artista llamaría más tarde El Friso de la vida. Todas ellas expresan sus experiencias personales sobre el amor, la enfermedad, la muerte y la propia naturaleza. A Munch le interesa lo que se puede captar por el espíritu y no a través de la vista.
En 1908, tras vivir una turbulenta relación amorosa, los problemas nerviosos del artista agravados por los efectos del alcoholismo, le obligan a permanecer internado ocho meses en una clínica psiquiátrica en Copenhague. Una vez restablecido regresa a Noruega e inicia un periodo en el que su obra muestra una nueva vitalidad. Ejemplo de ello son los paneles que decoran el Aula Magna de la Universidad de Oslo.
El tema central es El Sol, un amanecer en el fiordo, la explosiva composición se puede considerar también como un símbolo de la energía desbordante y vitalizadora de la existencia. Formando pareja con El Sol se encuentran La Historia y Alma Mater.
En 1916 comprará una finca en las afueras de Cristiania y allí vivirá cada vez más aislado, muriendo en 1944 completamente solo.