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El origen del Mundo según la mitología Griega: Cada cultura y religión tiene una explicación de cómo fue que empezó todo en el mundo, la mitología griega no es la excepción y como es típico en ella, existen diferentes versiones que explican cual fue el origen del mundo, la más aceptada es la escrita por Hesiodo, uno de los grandes escritores de las historias griegas durante el siglo VII AC.
«El primer ente que existió era el Caos, es el primer ser que vivió en toda la galaxia». Explica Hesiodo.
Posteriormente aparece Gea quien representa la tierra, Tártaro que es lo más aproximado al infierno y luego Eros, el amor.
En la mitología griega Eros nace de la nada, por ser necesaria para que la primera generación iniciara su reproducción.
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Según Hesíodo, en un principio sólo existía el Caos, solo era espacio, nada orgánico, nada que pueda ser descrito. Luego, después de ese vacío, se dibuja la primera de las realidades, que limita y comienza a darle un sentido: Gea (la tierra) de pecho ancho, seguida del Tártaro (el inframundo), tenebroso de las profundidades, y Eros (el amor), el más bello de los dioses, este es el motor universal; es quien provoca las uniones del principio cósmico, los engendramientos que ni la imaginación concibe.
Pero bajo la Tierra seguía existiendo un espacio vacío donde todo era Caos. Ese Caos engendra el Érebo, (las tinieblas) el vasto espacio subyacente, en que más tarde tendrán su lugar los infiernos y Nix (la oscuridad o la noche).
Érebo y Nix originaron al Éter Y Hemera (el día), que personificaron respectivamente la luz celeste y terrestre.
Con la luz, Gea cobro personalidad, pero como no pudo unirse al vacío Caos, comenzó a engendrarse sola y así mientras dormía surgió Urano (el cielo estrellado) un ser de igual extensión que ella, con el fin de que la cubriese toda y fuera una morada celestial segura y eterna para los dioses.
Sin embargo Gea, después de haber engendrado a Urano, dio a luz a las Montañas, para albergue grato de las Ninfas, que escogieron para ello frondosos bosques.
Urano contemplo tiernamente a su madre desde las elevadas cumbres y derramó una lluvia fértil sobre sus hendiduras secretas, naciendo así las hierbas, flores y árboles con los animales y las aves. La lluvia sobrante hizo que corrieran los ríos y al llenar de agua los lugares huecos se originaron así los lagos y mares, todos ellos identificados con el nombre de Titanes: Océano, Ceo, Crío, Hiparión, Lápeto, Crono; y Titánides: Temis, Rea, Tetis, Tea, Mnemósine y Febe; de ellos descendieron los demás dioses y hombres.
Pero como si Urano y Gea para demostrar su terrible poder, crearon otros hijos de terrible aspecto: los tres Cíclopes primitivos, llamados Arges, Estéropes y Brontes, quienes tenían un solo ojo redondo en medio de la frente y representaban respectivamente el rayo, el relámpago y el trueno y eran inmortales.
Finalmente engendraron a los Hecatónquiros o Centimanos, tres hermanos con cincuenta cabezas y brazos cada uno que se llamaron: Coto, Briadero y Giges. En este momento Urano que tenía todo el poder, decide encerrar a todos sus hijos en el Tártaro, en el fondo de Gea, para que no vieran la luz.
Al ver a sus hijos prisioneros Gea decidió ayudarlos a vengarse de su padre. Ninguno de sus hijos era capaz de acometer la venganza, ninguno excepto Cronos, que tomo el hierro afilado y, cuando su padre fue a fecundar a su madre, le cortó los testículos y los arrojo al espacio.
De la sangre que se derramó sobre Gea nacieron las tres Furias que viven en el infierno, los Gigantes, las Meliadas y Afrodita. Cronos pidió el poder, por haber sido él quien derrotó a Urano y se convirtió en el gobernante de los dioses con su hermana y esposa Rea como consorte y los otros Titanes como su corte.