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Explicación:
RESUMEN:
Un matrimonio joven y aparentemente feliz, pero un resbalón en la nieve produjo una caída que terminó con las gafas rotas de Juan. Esa mañana, antes de ir a la óptica a repararlas y cuando se encuentra desayunando su mujer experimenta la extrañeza que inesperadamente le produce su marido. Primero piensa en la posibilidad de encontrarse encinta, aunque pronto se da cuenta de que ésa no es la causa de su desazón, y algo tan trivial como unas gafas rotas se convierte en el detonante -y el símbolo- de una ruptura más honda. Lo ve tan indefenso con su cuello largo y sucio, descubrió otras pupilas, no eran las de Juan, le desagradaba como comía y los ruidos que emitía al hacerlo.
No tenía palabras para dirigirse a él. Estaba vacía y los ojos de Juan, la obsesionaban porque evidentemente no eran los de él. Los ojos de Juan tras el cristal fulguraban, le daban carácter, eran audaces, descarados, despiadados y tenían que protegerse detrás de los cristales para contenerlos. Llega a creer que éste es otro hombre porque parece otro sin sus anteojos; no era el hombre al que conoce desde hace diez años y con el que lleva poco tiempo casada. Este hombre, frente a ella, era de personalidad apocada e insegura. Los ojos de este otro hombre eran insípidos. Además, era un intruso que se osaba a mirarla descaradamente, escrutando su cuerpo, era un insolente sin ningún derecho, un atrevido y lo denunciaría. Incluso piensa que su verdadero esposo volverá en cualquier momento.
Pero sin embargo, este desconocido se acercó con sus ojos fofos y con las marcas de los lentes plasmados en su nariz y la estaba mirando muy cerca, la estaba besando… ella empezó a resistirse, pero en Juan se avivó con más bríos el fuego del deseo, superada por la situación ella se desvaneció y a él ni se le ocurrió lo que la rotura de sus cristales había producido en ella