Respuestas
En la pasada reflexión #3 expliqué que quería abundar en el análisis sobre el Anuncio de la Muerte de Jesús, a fin de dilucidar las enseñanzas de tan importante trozo de la historia evangélica el cual da cuenta entre otras cosas de las astucias del Enemigo por detener el plan de Salvación del Señor. Por consiguiente, permítanme conectar esto que sigue del tema con lo último que escribí al respecto en la entrega anterior, cuya palabra final fue: CONTINUAMOS….
“Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres” (Marcos 8:31-33).
TERCER AÑO DEL MINISTERIO DE JESÚS- Es el tercer año de su ministerio en la tierra. Durante ese tiempo en que compartió con sus discípulos Jesús les había enseñado los principios y valores de su Reino espiritual, el cual se iniciaría tras su Resurrección, trascendería después de su Ascensión, tendría a su Espíritu Santo como consolador y guía, y a su iglesia universal como su pueblo.
Fueron varias las veces que el Señor evadió los intentos de los fariseos, saduceos y de los principales de Jerusalén por detenerle y darle muerte, porque entendía que todavía no había llegado el tiempo de morir. “Nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora” (Juan 8:20). Por tanto, a Jesús no le detuvieron porque sus perseguidores lo buscaran y lo encontraran, sino porque entendiendo él que había llegado la hora de morir inició su nueva marcha hacia Jerusalén para tal propósito.
PERSONAJES DE LA ESCENA- Comencemos a partir del método del desglose a fin de analizar ese hecho en función de sus partes. En este acontecimiento de la historia de Jesús figura él como principal protagonista; le sigue el apóstol Pedro, luego el Enemigo (cuyo nombre me resulta incómodo mencionar), y finalmente los demás discípulos como expectantes del acto.
DESDE ENTONCES
La declaración del Señor sobre su martirio, muerte y resurrección consta de uno de los ejemplos emblemáticos de la reprensión de lo Alto, la cual nace del celo por la verdad, del amor por la justicia y la ardiente pasión por resaltar los sublimes valores.
Este tipo de reprensión, muchas veces necesaria y hasta urgente, expresa decisiva, sensiblemente y sin pretender ser un regaño, el nivel de la amonestación que obra en función de la obediencia, del orden y la fidelidad, y en procura de la buena marcha del Reino y, desde luego, también de la iglesia.
Las expresiones “desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén…”, citada por Mateo; y “… comenzó a enseñarles que le era necesario… morir”, citada por Marcos, las cuales se referían a la Confesión de Pedro de que “Jesús es el Hijo del Dios altísimo”, significan que el Señor había entendido que su obra preparatoria e instructora de alrededor de tres años ya estaba culminando por cuanto ellos acababan de declarar lo que se supone Jesús esperaba escuchar de sus labios y que vendría a ser y es la base doctrinal de la fe cristiana: "… si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).
PRIMER ANUNCIO DE JESÚS SOBRE SU MARTIRIO,
MUERTE Y RESURRECCIÓN
Evangelios sinópticos de Mateo 16:21-23, Marcos 8:31-35, y Lucas 9:21-24
Conforme a los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas el Señor hizo su primer anuncio después de la muerte de Juan el Bautista, después del milagro de la multiplicación de los panes y peces, y algo que hay que resaltar y de lo cual escriben los tres evangelistas: Esta primera declaración del Señor sobre su muerte la hizo inmediatamente después de la confesión hecha por el apóstol Pedro de que Jesús es “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:13-20), lo cual también marcó el momento en que el Señor Jesús decidió enrumbar sus pasos hacia Jerusalén para cumplir su misión principal por la que vino al mundo: Morir para darle vida eterna al hombre.
Respuesta:
Espero te sirva!!!!!!!!!!