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El espejo del mandarin
Una de las historias más antiguas que se cuenta del sabio Feng ocurrió durante la época de la gran peste. Los campos estaban cubiertos de cadáveres insepultos, con la cara y las manos marcadas por las pequeñas llagas de la enfermedad. Esas marcar parecían ideogramas de una lengua desconocida; Pero, por más extrañas que fueran nadie ignoraba su significado.
A falta de males, nació una rivalidad mortal entre Chou, el mandarín de Sur y Dang, el mandarín del norte. Dang había ofrecido una fortuna a quien se atreviera a matar a su enemigo. Chou temía por igual a la peste y a Dang. Por eso había renunciado a abandonar su enorme habitación. Para sentirse más seguro, hizo que le fabricaran una cerradura que solo podía abrirse desde el interior. Su Única diversión era ataviarse con sus mejores trajes y mirarse en un gran espejo. Pensaba que el lujo era una armadura que el lujo no podía atravesar.
Una mañana, los sirvientes golpearon a su puerta pero Chou no le abrió. Cuando a la tarde derribaron la puerta, lo encontraron tendido en el suelo, con un tajo en la garganta, la cara hundida en un lago de sangre. A su lado, una daga de orto. Su médico, el doctor Tsau, Paso un paño embebido en vinagre de cereza por la cara del mandarín. Pero Chou no reaccionó: estaba tan muerto como los cuerpo que la peste acumulaba en los campo y que la nieve los empezaba a cubrir.
Respuesta:
Espero haberte ayudado
Explicación:
principales
El mandarín chou, El doctor tsau, El sabio feng
secundarios
El mandarín Dang, la policía imperial, los sirvientes