• Asignatura: Castellano
  • Autor: Elenit2260
  • hace 8 años

Rasgos vanguardistas del poema nicolas guillen

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Respuesta dada por: rolandoaboyte0
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En América Latina la modernidad estética se conjuga con los signos de la identidad nacional y étnica, mezcladas con acusaciones al imperialismo norteamericano. La diferencia entre ambos mensajes estribaba en que algunos escribían desde las grandes ciudades y otros desde los reductos del interior (1). Pero este juicio no quiere decir que dentro de la vanguardia latinoamericana existiera una nítida diferenciación entre esteticistas y comprometidos. Dentro de una misma revista, de un mismo movimiento, de un mismo autor, podemos encontrar la mixtura de ambas tendencias (2). La vanguardia latinoamericana, de este modo, no sólo luchaba contra una estética pasada, sino también contra la permanencia de un mundo postcolonial y feudal (3). En estas circunstancias no es difícil pensar en una vinculación de la crítica de los valores culturales con las ideas de la revolución social. Porque, al fin y al cabo, América Latina soñó con la parafernalia de los vanguardistas europeos y ello les hizo verse a sí mismos y buscar el carácter de su propio entorno (4).

Ese retorno a sí mismo dio lugar a algunas manifestaciones que suponen un regreso a lo antiguo desde la óptica de la modernidad, lo que Bosi ha llamado la "vanguardia enraizada" (5): en la música, las Bachianas Brasileiras de Héctor Vila-Lobos y la Sinfonía India de Carlos Chávez son la síntesis de la música autóctona y la audición moderna; la pintura de José Sabogal o Diego Ribera constituye la fusión de antigüedad y modernidad en la pintura; y en el plano literario, los tres primeros poemarios de Borges -Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925), y Cuaderno de San Martín (1929)- formalizan la seducción por el pasado argentino ante un mundo que se acaba con lo moderno.

Una característica de la vanguardia es la conjugación estética y política, cuestión que descarta la teoría de que existen dos vanguardias en Latinoamérica: una vanguardia artística que se asemeja a una aventura formalista, gratuita y subjetiva; y una vanguardia revolucionaria que pretende cambiar las estructuras políticas y económicas del país mediante una estética realista para el gran público (6). Ambas realizaciones responden a un mismo deseo o necesidad de acercar la literatura a la vida, de rechazar la literatura anterior y señalar las injusticias y fallos de la sociedad burguesa. A esto se suma la tendencia en Latinoamérica de poner la literatura al servicio de las ideas y de la acción política (7).

Por otra parte, es frecuente la interpretación de los movimientos de vanguardia en Hispanoamérica considerados como trasunto de la vanguardia europea. Para Guillermo de Torre, la vanguardia hispanoamericana constituye una prolongación del Ultraísmo español (8). Pero los vanguardismos europeos crean en Latinoamérica una literatura diferente condicionada por el perfil histórico de las modernas sociedades del continente y por la salida de un régimen colonial al que se oponen frontalmente o, como señala Bosi, "una visión que persiga modos y ritmos diferentes no deberá, a su vez, disfrazar la imagen de otra unidad, sufrida y obligadamente contradictoria: la unidad de amplio proceso social en que se gestaron nuestras vanguardias. Las diferencias entre el movimiento a y el movimiento b, o entre posiciones de un mismo movimiento, sólo son plenamente inteligibles cuando se logra aclarar por dentro el sentido de la condición colonial, ese tiempo histórico de larga duración en el cual conviven y se conflictúan, por fuerza estructural, el prestigio de los modelos metropolitanos y la búsqueda tanteante, de una identidad originaria y original" (9).

Si bien es cierto que lo moderno se manifiesta en ambos continentes con pareja intensidad, no lo es menos que este carácter asumido por la vanguardia de ambos lados es un punto común entre las sociedades estandarizadas que caracterizan el nuevo siglo (10).

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