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Respuesta:
En la calle llovía, llovía muchísimo; nosotras nos habíamos mojado, habíamos cantado bajo la lluvia, y yo me había pasado con el té verde árabe que su padre había traído de Marruecos; la bebida estaba algo amarga, como yo en aquellos días. A veces las personas somos amargas porque nos cansamos de sonreír, porque llevas muchas cosas dentro y se te acaban las poses y entonces, sólo puedes estar con ellos, con los que tú eres tú, y no necesitan la pose en la que a veces te conviertes. Tal vez por eso, y porque ella me conoce, sabía cuanto me iba a gustar el poema que había encontrado en un libro de bolsillo. Lo pillamos con una pinza de la ropa, para que no se perdiera, era antiglamouroso, pero eficaz al fin y al cabo. Una y otra vez, las letras de Benedetti me arañaban, me apuñalaban, se me quedaban dentro, a la vez que me reflejaban y dibujaban. Como me pasa siempre con los poemas que me conquistan, me vi en él. Vi a la que soy, a la que era o fui. La vi como si hubieran sido muchas, y otras, antes de que todas se unieran en una, conformando la que ahora soy. Es casi irónico el dibujo en el aire que hace el humo. Lo miras, lo haces con tu pose de “no pasó nada, no pasa nada”, y te estás engañando, y lo peor es que no te alivia hacerlo. Sólo puedes agarrarte a la última ironía del poeta, tu corazón de fuego, porque nada es nuevo y todo está inventado, y lo cantaban en una vieja zarzuela: por el humo se sabe dónde está el fuego.
SEÑALES DE HUMO
Cuando estás en el filo de lo oscuro
y le rindes honores desde tus huesos
Cuando el alma purísima del ocio
pide socorro al universo inútil
Cuando subes y bajas del dolor
mostrando cicatrices de hace tiempo
Cuando en tu ventanal está el otoño
aún no te despidas/todo es nada/
son señales de humo/apenas eso
Tu mirada de viaje o de desiertos
se vuelve un manantial indescifrable
y el silencio/tu miedo más valiente/
se va con los delfines de la noche
o con los pajaritos de la aurora/
de todo quedan huellas /pistas/trazas
muescas/indicios/signos/apariencias
pero no te preocupes/todo es nada
son señales de humo/apenas eso
No obstante en esas claves se condensa
una vieja dulzura atormentada
el vuelo de las hojas que pasaron
la nube que es de ámbar o algodón
el amor que carece de palabras
los barros del recuerdo/la lujuria/
o sea que los signos en el aire
son señales de humo/pero el humo
lleva consigo un corazón de fuego.
Explicación: