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Respuesta:
1. Nadar a mariposa
Tu entrenador probablemente ha incluido una mezcla de estilos en tu plan de entrenamiento, pero nadar a mariposa aumenta de gran manera la probabilidad de que accidentalmente golpees (con fuerza) a otros nadadores en tu calle. Espera hasta que las personas que están entrenando en tu calle hayan alcanzado el otro lado de la piscina y, si tenéis que cruzaros, prepárate para “perder” una brazada: ¡te ahorrarás un montón de insultos y maldiciones!
2. ¡Tocar los pies del nadador que tienes delante!
No es difícil saber si la persona que está nadando por delante es más lenta o más rápida que tú. Pídeles que te pasen y, cuando empiecen a nadar, no toques sus pies durante toda la longitud de la piscina. Si tú eres la persona a la que están “siguiendo”, al menos una vez, te darás cuenta de lo molesto que es: compórtate de manera adecuada.
3. Tomar un descanso sentado en el borde de la piscina
No vuelvas a tu entrenador y al responsable de la piscina como locos, además probablemente podrías dañar las manos de tus compañeros de entrenamiento que están nadando de espalda o los pies de aquellos que están nadando a braza. Si quieres evitar una discusión inevitable, sigue esta regla simple.
4. Intentar llegar al final de la piscina el primero pase lo que pase
Veinticinco metros son veinticinco metros y cincuenta son cincuenta, pero una sesión de entrenamiento no es una carrera y si hay al menos quince en una sola calle, entonces será mejor que te vayas a la parte de atrás y esperes a que se disperse el “tráfico”.
5. No ser agradable con los nadadores a espalda
La vida de un nadador a espalda es dolorosa: zigzagueando constantemente y golpeando sus cabezas contra el final de la piscina después de fallar por una distracción a la hora de contar las brazadas después de pasar las banderas por encima de sus cabezas. Antes de chillar a un nadador a espalda pues de una colisión en mitad de la calle o al final de la piscina, recuerda que un día esa persona podrías ser tú.