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Respuesta:
La historia toma lugar en Sevilla, durante el Siglo de Oro. Un año después de hacer una apuesta para ver quién podría ser más malvado y mujeriego, don Juan Tenorio y don Luis Mejía se reúnen en un hotel para comparar sus hazañas. Tras contar los muertos en batalla y mujeres seducidas, está claro que don Juan es el ganador. Los rivales deciden hacer una nueva apuesta, y don Juan le asegura a don Luis que le quitará a su prometida, doña Ana de Pantoja y que además conquistará a una novicia (va para monja).
Al enterarse del desafío, el Comendador don Gonzalo de Ulloa, padre de doña Inés, quien está en un convento y destinada a casarse con don Juan, niega su consentimiento y deshace el compromiso.
Don Juan le escribe una carta de amor a doña Iñés y luego la rapta del convento, donde había vivido desde la infancia, y ambos terminan enamorándose locamente. Don Luis y don Gonzalo llegan a la casa de don Juan y se enfrentan a él en un duelo, pero los dos terminan muertos, por lo que don Juan huye a Italia.
Tras cinco años, don Juan vuelve a Sevilla y visita el cementerio donde están enterrados don Luis, don Gonzalo y además doña Inés, quien murió de pena al saber que no podía estar con su amado don Juan. Doña Inés también ha hecho una apuesta, pero con Dios: si ella logra el arrepentimiento del don Juan antes de su muerte, los dos se salvarán, pero si no lo consigue se condenarán eternamente. Don Juan regresa a su casa y allí le aparece el espíritu de don Gonzalo para intentar conducirlo al infierno, pero entonces llega el espíritu de doña Inés y le ruega a don Juan que se arrepienta. La novicia gana la apuesta y los dos suben al cielo rodeados de ángeles, cantos e imágenes celestiales.
Respuesta:
Mamá, la maestra nos ha dicho que en la víspera del día de Todos los Santos, en la noche de difuntos, es tradicional representar una obra de teatro llamada «Don Juan Tenorio». Cuando se lo he dicho a la maestra me ha dicho que, si quiero, puedo reescribir la historia. Entre risas y bromas, intentaban averiguar quién de los dos había conquistado a más mujeres. Utilizaré mis encantos para seducir a doña Ana, tu prometida.
Algunos hombres creen que las mujeres son como premios que se pueden ganar, o como cromos que se pueden coleccionar. Por este camino, esta historia iba a acabar muy mal, así que decidí tomar cartas en el asunto. Don Luis, el Comendador, padre de doña Inés, había oído la conversación. No llegué a tiempo de impedir que Don Luis se enterase de la apuesta, pero todavía podía hacer algo.
Tenía que avisar a doña Inés. Don Juan no iba a dejar que nadie se interpusiera en su camino. Por eso estaba seguro de que Don Juan iría en busca de doña Inés. Y más te vale dejar en paz a la prometida de tu amigo, que pronto no lo será, en cuanto se entere de lo que habéis pactado.
Don Juan, apurado por la vergüenza, se fue muy lejos. Y yo me quedé con doña Inés, velando por ella, escondido entre las sombras.
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