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Características más importantes de las monarquías absolutas
Control político total
La principal característica de las monarquías absolutas era la existencia de un rey que detentaba el control político absoluto.
Esto significaba que no existían leyes, división de poderes, ni alguna otra forma de control sobre las decisiones o las acciones del monarca.
El rey gozaba de la autoridad para fijar nuevas leyes y decretos, a veces sólo asesorado por un grupo de consejeros pero sin la participación del pueblo.
De la misma forma, tenía la potestad para juzgar a quienes cometieran delitos y para establecer nuevos impuestos.
Todas las leyes y dictámenes eran impuestos por el rey y por lo tanto éste estaba ubicado por encima de ella. Esto significaba que podía modificarlas o inclusive eximirse de la responsabilidad de cumplir con ellas.
Control militar
Además del control político total, el monarca disponía del control sobre su ejército. Este brazo armado era el responsable de mantener el orden instaurado por el rey al igual que la estabilidad de la monarquía.
Estos eran cuerpos militares especializados que estaban exclusivamente al servicio del rey. Se dedicaban específicamente al control de los plebeyos y de las fronteras para garantizar la soberanía del territorio.
Transferencia en línea hereditaria
Dentro de la monarquía absoluta no existen mecanismos democráticos que permitan la elección de ningún gobernante o representante.
Por lo tanto, los nuevos monarcas son nombrados directamente por la monarquía a través de mecanismos que ellos mismos disponen.
Usualmente, ese mecanismo consiste en una transferencia hereditaria del poder, donde los propios hijos de los reyes reciben el trono.
Sociedad estamentaria
Las monarquías absolutas se desarrollaron dentro del contexto de sociedades estamentarias que se caracterizaban por una marcada desigualdad entre sus integrantes.
En este orden social, cada persona nacía dentro de un nivel social que determinaba su lugar para toda la vida.
Derecho divino
La principal razón que sostuvo a las monarquías absolutas a lo largo de los siglos, fue la creencia de que su derecho a gobernar tenía origen divino.
Los reyes eran considerados como enviados y representantes de la divinidad para ejercer su voluntad sobre la tierra.
Esto implicaba que ninguna persona tenía el derecho a cuestionar sus decisiones porque el monarca actuaba en nombre de un dios
Influencia del clero
A pesar de que teóricamente la monarquía le confiere control absoluto al gobernante, a lo largo de la historia los reyes han tenido una fuerte influencia del clero.
De hecho, la relación entre las iglesias y las monarquías ha sido fundamental para mantener el poder de las mismas.
Se considera que incluso muchos líderes de la iglesia han tenido un gran poder de las monarquías absolutas.
La influencia de la nobleza
Como parte del ejercicio de su gobierno, los monarcas usualmente contaban con el apoyo de ministros y consejeros personales.
Estas personas provenían siempre de la nobleza, por lo tanto sus privilegios en algunos casos les permitían educarse y sus opiniones tenían valor.
Funcionarios de la monarquía
Para el cumplimiento de la ley, la monarquía contaba con una serie de funcionarios que se relacionaban directamente con el pueblo.
Estas personas se ocupaban de la cobranza de impuestos y de mantener al monarca al día sobre los sucesos importantes.
Exaltación del rey en el arte y la propaganda
Dentro de las sociedades que funcionaban bajo el gobierno de monarquías absolutas, la imagen del rey gozaba de gran importancia.
Como una forma de mantener la estabilidad de la monarquía, se exaltaba a los monarcas a través de la difusión de mensajes propagandísticos.
Por otra parte, los artistas de la época exaltaban la imagen de los reyes y de las familias reales a través de sus obras. De esta práctica quedaron grandes obras escultóricas y pictóricas que dejaron huella en la historia del arte.
Lujo y extravagancia
La vida de los monarcas absolutistas estaba caracterizada por un derroche de lujo y esplendor que contrastaba en ocasiones con la pobreza del pueblo. Esto práctica incluía la posesión de castillos enormes, al igual que metales y piedras preciosas en abundancia.