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Respuesta:
n el contexto de esta refundación social que genera la pandemia, algunas preguntas resultan urgentes a la hora de reducir la incertidumbre. ¿Cuál será el impacto final de las infecciones? ¿Cuándo culminará la dispersión?
Como “en medicina es más fácil ser historiador que ser profeta”, tal vez se pueda esbozar respuestas revisando otras pandemias declaradas en los últimos 100 años. Desde las primeras, que arrasaron poblaciones por desconocer medidas higiénicas, hasta las modernas, con métodos diagnósticos rápidos, protocolos de manejo y la probabilidad cierta de vacunas.
La primera pandemia del siglo 20 comenzó en Norteamérica, aunque el apelativo llegó por la masiva difusión en la península ibérica: gripe española. Entre septiembre de 1918 y abril de 1919 causó alrededor de 50 millones de muertes, cinco veces más que las producidas en combates durante la coexistente Guerra mundial. Recién en una etapa final se impuso la cuarentena, lo que frenó el desastre total. Numerosos niños que lograron evitar el contagio murieron de hambre, ya que el aislamiento impedía a sus padres procurar comida.
La segunda pandemia se produjo en plena guerra fría, entre 1957 y 1958. La gripe asiática se inició en China afectando de modo predominante a personas ancianas, que morían por complicaciones respiratorias (hoy prevenibles con vacunas). Además de la pérdida de 1,1 millones de personas, la consecuencia directa fue el endurecimiento de las relaciones internacionales, el bloqueo de fronteras y la xenofobia.
Otro brote mundial de gripe comenzó en Hong Kong y se extendió entre el verano de 1968 y la primavera de 1970. Para muchos investigadores, esta gripe fue la primera pandemia de la era moderna debido al uso masivo de transporte aéreo, que facilitaba la dispersión de virus. Fallecieron un millón de personas y la catástrofe pudo terminar sólo cuando fueron prohibidas las reuniones en todos los ámbitos: laborales, escolares y sociales.
La siguiente pandemia fue la de inmunodeficiencia adquirida (Sida). Los primeros pacientes fueron diagnosticados en 1981 y, desde entonces, y a pesar de que no se transmite por vía aérea, han fallecido 32 millones de personas en todo el mundo. La deuda sigue pendiente con extensas poblaciones de África y de Centroamérica, así como la discriminación irracional de los enfermos. Más allá de la aplicación oportuna de medicamentos eficaces, fueron el aislamiento sexual y el chequeo sanguíneo las acciones que lograron modificar el concepto de “enfermedad letal” por “condición crónica”.
La pandemia surgida en México en marzo de 2009 fue inicialmente denominada “gripe porcina” y provocó más alarma social que lo que finalmente causó, sobre la base de su relativa baja tasa de mortalidad. La declaración de pandemia generó pánico mundial y acusaciones cruzadas entre sanitaristas y gobernantes por la falta de contención de las poblaciones afectadas. El balance final de este brote fue de 18.500 fallecidos cuando, en condiciones habituales, la gripe estacional causa alrededor de 100 mil muertes anuales.
Respecto de la duración que podría tener la pandemia actual, la referencia son los ciclos naturales de otras virosis, que varían entre ocho y 14 meses. Tal vez, las drásticas medidas adoptadas por el Gobierno consigan acotar ese período, en tanto la gente protagonice su parte
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