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Marzo de 1982 terminaba, la dictadura hacía ya seis años que estaba en el poder y el país vivía un clima tenso, con una crisis social y económica que hacía vislumbrar la pronta retirada de los uniformados que habían asaltado el poder. El día 30 una protesta convocada por la CGT "Brasil", conducida por Saúl Ubaldini, terminó con una fuerte represión, que en Mendoza se cobró la vida del obrero José Benedicto Ortiz.
Los diarios de la época daban cuenta de esa creciente conflictividad y al mismo tiempo de unos incidentes en las islas Georgias, donde un grupo de obreros civiles argentinos -que más tarde se sabría estaban acompañados por infantes de marina- hicieron una ocupación simbólica e izaron la bandera argentina. Eso generó un conflicto diplomático con el Reino Unido que creció en las horas previas al desembarco en Malvinas, bautizado primero como "Operación Azul" y más tarde como "Rosario".
Los obreros y los infantes eran parte de la "Operación Georgias", el plan para ocupar esas islas al inicio de las operaciones por Malvinas, pero eso por el momento solo lo sabían poco miembros del gobierno militar conducido por Leopoldo Fortunato Galtieri.
Funcionarios, ministros y diplomáticos que luego se verían involucrados en las arduas negociaciones posteriores al desembarco se enteraron en las horas previas o con los hechos consumados. "El gobierno militar había hecho del operativo una cuestión hermética, programada y decidida por una élite", explicaron los periodistas Oscar Cardozo, Ricardo Kirchsbaum y Eduardo Van Der Kooy en el libro "Malvinas, la trama secreta", uno de los primeros sobre la cuestión y que hoy sigue plenamente vigente.
Eso pasaba en las altas esferas, pero ¿cómo se enteraron los argentinos de lo que ocurría en el Atlántico Sur? La noche del jueves 1 al viernes 2 de abril de 1982 fue agitada y febril en las redacciones de los diarios, donde los periodistas con aceitadas fuentes militares y diplomáticas ya tenían información sobre la flota argentina que se dirigía rumbo a las Islas Malvinas.
A raíz de esto, los matutinos porteños lanzaron sus primeras ediciones alrededor de las dos de la mañana, con títulos aún conservadores, que luego irían cambiando en las sucesivas ediciones. La primera tirada de Clarín fue titulada con "Inminente recuperación de las Malvinas", mientras que la segunda pasó a anunciar: "Tropas argentinas desembarcaron en las Malvinas". Por su parte, La Nación informó en su primer edición: "Se inician las operaciones en el Sur para respaldar la soberanía nacional". Y más tarde, en una segunda tirada, su título principal de tapa era "Desembarco argentino en el archipiélago de las Malvinas", ilustrado debajo con un pequeño mapa de las islas y una foto del canciller Nicanor Costa Méndez, sonriente.
El paso de las horas dio lugar a titulares más resonantes y el diario Crónica, fiel a su estilo, puso en tapa: "Argentinazo: ¡Las Malvinas recuperadas!". Por la tarde, la sexta de La Razón calificó a la jornada como "un día glorioso para la Patria" y en letras destacadas informó: "En las Malvinas hay gobierno argentino". Durante esa mañana del 2 de abril, las radios argentinas comenzaron a replicar el primer comunicado oficial dado a conocer por la Casa Rosada sobre la cuestión Malvinas.
A las siete de la mañana, los ministros de la dictadura -muchos de ellos se enteraron por los diarios de lo que ocurría- fueron convocados a un encuentro con Galtieri, que desbordaba optimismo. El presidente de facto les dio más precisiones y les contó la comunicación telefónica que había mantenido la noche anterior con el mandatario norteamericano Ronald Reagan. Este intentó disuadirlo sobre la invasión, le sugirió "una alternativa al uso de la fuerza" y le advirtió que Gran Bretaña "respondería con la fuerza a una acción militar argentina". Ya era tarde.
A media mañana, miles de ciudadanos comenzaron a congregarse en la Plaza de Mayo, el mismo lugar que apenas tres días antes había estado vallado y había sido escenario de una feroz represión contra la marcha de protesta contra el gobierno. Cerca del mediodía, Galtieri se asomó al balcón, fue ovacionado por la multitud y luego pronunció un discurso en el que sostuvo que los militares de la dictadura habían "interpretado el sentimiento del pueblo argentino".
"El hidalgo pueblo argentino tiende sus manos al adversario, pero no admite discusión sobre sus derechos, que pacientemente y prudentemente hemos tratado de reivindicar por las vías diplomáticas", dijo Galtieri, y agregó: "Aceptaremos el diálogo después de esta acción de fuerza". A esa altura, Londres tenía otros planes.