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Respuesta:
El proceso de formación histórico de nuestras sociedades, desde tiempos inmemorables ha girado en torno al poder, razón por la cual la política se ha organizado y caracterizado por una amplia diversidad de movimientos, regímenes, modelos, programas, prácticas y propuestas políticas destinadas a la orientación y organización del poder.
El-totalitarismo-en-el-siglo XX
No obstante, en el siglo XX específicamente en el periodo entre y pos guerras mundiales, se gestaron movimientos y se erigieron regímenes, que si bien en gran medida pudieron nutrirse de modelos y prácticas socio-políticas del pasado, mostraron a los ojos del mundo una naturaleza diferente; razón por la cual se hizo necesaria la introducción de nuevos términos en la teoría política como “totalitarismo”, nominaciones que permitirían identificar y diferenciar a estos regímenes y movimientos con respecto a otros ya conocidos.
De acuerdo a ello, podemos mencionar las dos experiencias totalitarias por excelencia:
El régimen estalinista en la Unión Soviética, desencadenado y transfigurado a partir de la revolución proletaria de octubre 1917 en Rusia, estatuido por Joseph Stalin, posterior a la muerte del líder Vladimir Lenin en 1924.
El Nazismo, movimiento iniciado en Alemania durante la década de los años 20 y que tomaría el poder en 1933 con Adolfo Hitler, cuya esencia del régimen apelaría principalmente al nacionalismo y la supremacía racial aria.
Ahora bien, pese a la disimilitud en sus formas, mecanismos de ascenso al poder, ideología y prácticas, estas experiencias de administración del poder político compartieron puntos comunes que constituirían la lógica y estructura del aparato totalitario.
Este totalitarismo se estructura en torno a una forma unipartidista y a un liderazgo monolítico el cual se concibe y apela a una dominación total, absoluta, íntegra del componente social, omnipresencia que ha de comprender todos los aspectos no solo de la vida política, sino a su vez, lo económico, lo cultural, lo moral, e inclusive la individualidad de la vida privada.
Una primera condición del régimen totalitario, consiste en un progresivo proceso de desarticulación de las estructuras e instituciones de una sociedad, es decir, el fomento y establecimiento de las condiciones socio-culturales favorables “para fabricar una masa atomizada y sin estructuras” (Arendt 2004), hecho que permitiría en primera instancia la eliminación de cualquier solidaridad de grupo y en consecuencia una mayor posibilidad de penetración del régimen y su aceptación pasiva mediante el apoyo incondicional, altruista, fanática e irracional.
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