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Cuando dos personas piensan diferente en cuanto a la manera de hacer las cosas dentro de una organización, se genera una tensión natural, sin embargo, esta divergencia puede ser utilizada como una oportunidad y no necesariamente como una amenaza.
Cuando dos personas, en una conversación inteligente de contrapunto de idea, intercambias los razonamientos por lo que su proceso de pensamiento es diferente, se trata de un debate, un proceso rico de aprendizaje en donde las dos partes suelen tomar lo mejor del razonamiento de otro, adaptarlo al razonamiento propio y evolucionando una idea en una concepción mejor de la realidad.
En cambio, cuando dos personas por necedad quieren imponer su idea solamente por ser suya, no escuchan los argumentos del otro y tratar de ganar el supuesto debate, se trata de una discusión, en la que generalmente “ganará” el punto de vista de la persona con mayor jerarquía, causando disgusto de las dos partes y propiciando que si esa idea no tiene éxito se manifieste un resentimiento y se culpabilice en vez de haber buscado la mejor solución desde el principio.
Por ello, la recomendación es clara, hay que propiciar el debate de ideas en las empresas, jamás la discusión sin sentido.