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Respuesta:
reducir empleo asido una de las mayores inflaciones
Reducir el desempleo y estimular la economía ha sido una de las mayores, sino la única, preocupaciones de los gobiernos desde los comienzos de la ciencia económica. Las políticas económicas han sido muy abordadas desde el punto de vista teórico, existiendo numerosas doctrinas. De hecho, existe una amplia literatura que analiza estas políticas. Veamos las principales políticas económicas:
1. Políticas para reducir la oferta de trabajo:
Reduciendo la oferta de trabajo el gobierno reduce el número de gente que legalmente puede trabajar, lo que se conoce como población activa, y haciendo esto indirectamente reduce el desempleo. Este tipo de política es eficiente cuanto se aplica sobre grupos que poseen una tasa de desempleo por encima de la media. Si un país sufre de desempleo juvenil, aumentando la edad mínima de empleo, los gobiernos disminuirán el nivel de paro. También será útil incluso si el grupo tiene un nivel bajo de desempleo, ya que habrá nuevas vacantes a cubrir. Otros ejemplos de esta política incluyen la reducción de la edad de jubilación y el aumento de la duración del servicio militar. Sin embargo, como puede apreciarse fácilmente, se pueden entender como un trampantojo, reducen o eliminan el síntoma (desempleo), pero sin tratar la enfermedad (el mal funcionamiento de la economía).
2. Políticas para estimular la demanda de trabajo:
Existen diferentes políticas que afectan a la demanda de trabajo usando políticas de demanda o políticas de oferta.
-Las políticas de demanda estimulan la economía aumentando la demanda de bienes y servicios, incentivando así a las empresas a producir más, lo que provocará que estas contraten más empleados. Las políticas monetarias y fiscales expansionistas son las herramientas que los gobiernos pueden usar. Este tipo de políticas están consideradas por sus diferentes defensores (los economistas keynesianos defendían las políticas fiscales mientras que los monetaristas las monetarias) como la manera más efectiva de reducir el desempleo cíclico durante las depresiones económicas.
– Las políticas de oferta se centran en las empresas y en su producción de bienes y servicios, para aumentar la oferta de la economía. Estas políticas se enfocan en los costes del trabajo y la función de producción. Si los costes disminuyen habrá más dinero disponible para aumentar las plantillas de trabajadores. Este tipo de políticas está considerada hoy en día por las últimas doctrinas económicas como la única posibilidad real de asegurar un crecimiento económico duradero. Sin embargo, son menos atractivas que las políticas de demanda ya que necesitan tiempo para ser implementadas y generar efectos sobre el desempleo y el crecimiento.
3. Reformas estructurales:
Estas políticas tienen como objetivo reducir los salarios reales. Con salarios más bajos, las empresas serán capaces de contratar más trabajadores. Ejemplos de estas medidas son: la reducción del salario mínimo, la reducción de ayudas al desempleo y la eliminación de diferencias entre “insiders y outsiders” (empleados y gente que busca empleo).
4. Políticas de ingresos:
Un pacto entre las empresas y los trabajadores permite la reducción de los salarios reales, de este modo las empresas pueden contratar a más trabajadores, lo que reduce el desempleo.
5. Políticas de distribución de trabajo:
Los trabajadores trabajarán menos horas, ganarán menos, pero un mayor número de trabajadores podrá ser contratado. La productividad marginal también aumenta por estas políticas. Sin embargo, no son muy populares.
Es importante entender que no todas las políticas son efectivas en el mismo marco ni sus efectos se mantienen durante el mismo tiempo. Mientras que las políticas de oferta y las reformas estructurales tienen un efecto a largo plazo, el resto son políticas de corto plazo, siendo esta la razón por la que fueron profundamente estudiadas por los keynesianos y los monetaristas. Sin embargo, las doctrinas económicas contemporáneas, cono la nueva macroeconomía clásica y la nueva economía keynesiana han demostrado su ineficiencia, dando un giro hacia políticas de oferta como la única solución posible.