Respuestas
Respuesta:
01.
El conocimiento de uno mismo es la verdad y ya sabes lo que dicen: "la verdad es más poderosa que la espada".
02.
Cada día se nos da todo aquello que somos capaces de llevar a cabo. Si al final del día estamos cansados, es porque quizás estemos haciendo algo que corresponde al otro.
03.
Decidió que era verdad, que el tiempo transcurría con rapidez cuando se escuchaba a sí mismo. Recordó cuantas veces el tiempo se hacía eterno mientras él esperaba que otras personas lo llenaran.
04.
(...) Durante toda su vida había perdido el tiempo hablando de lo que había hecho y de lo que iba a hacer. Nunca había disfrutado de lo que pasaba en el momento.
05.
El hombre de blanco dijo: "no echéis vuestras perlas a los cerdos". A menudo me he preguntado, no obstante, si no procedía echar una pequeña perla a los cerdos para comprobar el grado de "porcinez", maldad e hipocresía de la gente.
06.
Cuando por fin tengo la edad de todas aquellas personas a las que les he reprochado algo en mi vida, resulta que están todas muertas y entonces me doy cuenta de que tengo que mirarme a mi mismo y reflexionar.
07.
El primer castillo se llama silencio, el segundo conocimiento y el tercero voluntad y osadía. Una vez hayáis entrado en ellos, encontrareis la salida cuando hayáis aprendido lo que habéis ido a aprender.
08.
¿Y cuándo fue la última vez que sentiste el calor de un beso, oliste la fragancia de una flor o escuchaste una hermosa melodía sin que vuestra armadura se interpusiera entre vosotros?
09.
Los animales aceptan y los humanos esperan. Nunca oirás a un conejo decir: espero que el sol salga esta mañana para poder ir al lago a jugar. Si el sol sale o no sale, no estropeara el día al conejo. Es feliz siendo un conejo. El caballero pensó en esto. No recordaba a ninguna persona que fuera feliz simplemente por ser una persona.
10.
El caballero permaneció en la cima, respirando profundamente y le sobrevino una sobrecogedora sensación de bienestar. Se sintió mareado por el encantamiento de ver, oír y sentir el universo que le rodeaba. Antes, el temor a lo desconocido había entumecido sus sentidos, pero ahora podía experimentar todo con una claridad sorprendente. La calidez del sol del atardecer, la melodía de la suave brisa de la montaña y la belleza de las formas y los colores de la naturaleza que pintaban el paisaje causaron un placer indescriptible al caballero. Su corazón rebosaba de amor.